HISTORIA DEL
GRANADA C.F.
Capitulo
7
Temporadas 1936-1939
La guerra paralizó el fútbol en España y cambió radicalmente la vida de los españoles. Pero, aunque parezca una barbaridad, la interrupción de tres años seguramente salvó la vida del moribundo Recreativo de julio de 1936. Porque el equipo granadino estaba a punto de desaparecer tras la nefasta campaña de 1935-36 que hemos contado en el capítulo anterior.
Digresión sobre la cantera
El fútbol y casi todas las actividades de la vida normal se fueron al garete durante la Guerra Civil. Pero el Recreativo ya estaba abandonado de periódicos y aficionados locales. El desencanto era tan grande que casi nadie le prestaba atención al inicio de la que debía ser la temporada 1936-37.
“Ideal”, que había sido incendiado en febrero de 1936, reaparece cuatro meses después y en la edición de 1 de julio publica una extensa crónica titulada “El Recreativo en peligro de descender de categoría”. Dice el diario granadino que “la última directiva, formada por hombres de buena voluntad, pero sin experiencia, dimitió al mes de tomar posesión”. Añade que nadie quería ser directivo hasta que tres antiguos dirigentes (en realidad fueron cuatro) “procuran en estos momentos salvar al club a pesar de que han quedado en libertad todos los jugadores menos Torquemada y Alvarito”. También se lamenta Ideal de que José Planas, uno de los mejores entrenadores de España, haya estado tan poco tiempo en Granada.
El 3 de julio sale a la luz pública una patética
nota de
Es la misma historia que se repetirá una y mil
veces. Las alegrías económicas y la falta de acierto en los fichajes provocan
una crisis grave cuya única solución consiste en olvidarse de los caros
jugadores de fuera para confiar en los locales, más baratos y entusiastas.
Cuando todo vaya bien de nuevo se olvidarán esos jugadores de la cantera para
traer nuevas figuras bien pagadas. Y tanto una como otra actitud se harán con
el consentimiento e incluso con la exigencia de la afición. A lo largo de esta
historia veremos cómo se repiten machaconamente situaciones similares. Y, lo
que es peor, veremos que la afición granadina sólo responde cuando hay fichajes
de relumbrón y ataca sañudamente, sin perdonar el menor fallo, a esos jugadores
de la cantera que ponen entusiasmo y ganas, aunque tengan menos calidad… a
veces. Y al final, los culpables serán, por este orden, los árbitros, el
entrenador, la directiva y los jugadores. Todo el mundo menos los propios
aficionados porque ¡para eso pagamos!
La guerra y el fútbol
A partir del día 8 de julio ningún diario granadino
(y había cuatro) publica absolutamente nada sobre fútbol. Hay rumores
peligrosos mucho más importantes. El 18 de julio estalla la guerra e
inmediatamente desaparecen de la circulación “El Defensor” y “
- “En el día
de hoy el Club Recreativo Granada conviene con don Antonio Bombillar Porcel el
que dicho jugador se hará cargo del entrenamiento y dirección del equipo
durante la temporada 1936-1937 en las condiciones y deberes que por contrato se
especifican, cobrando como sueldo gratificación por dicho cometido la cantidad
de CIEN PESETAS MENSUALES, desde primero de julio de mil novecientos treinta y
seis a treinta de junio de mil novecientos treinta y siete. Granada 10 de julio de 1936.”
Y lo firman; el interesado, Antonio Bombillar, y el presidente del Comité Ejecutivo, Ricardo Martín Campos.
Antonio Bombillar no llegó a cobrar la mensualidad de julio, pero es cierto que tampoco llegó a entrenar a nadie ni a dirigir ningún partido. Simplemente porque no había jugadores ni partidos.
La travesía del desierto
En la pequeña historia, que en este capítulo es más pequeña aún, se puede seguir la escasísima actividad futbolera de Granada durante la guerra. Prácticamente nada sucede hasta que el lunes 7 de agosto (la guerra terminó el 1 de abril) de 1939, tres componentes de aquel Comité ejecutivo de 1936 pretenden recuperar al club y convocan a una reunión “para cambiar impresiones y llegar a las soluciones más beneficiosas al fin deseado”. La nota convocante no tiene firmas, pero detrás de ella están al menos Martín Campos, Orozco Díaz y Paco Cristiá.
El “fin deseado” no es otro que empezar de cero y
poner urgentemente al club en condiciones de jugar la temporada que se iniciará
en septiembre de 1939. Nadie puede acordarse de las deudas antiguas, casi
ninguno tiene jugadores y la situación es mala para todos. Casi todos los
equipos se han igualado por abajo y el Recreativo tiene una nueva oportunidad
para volver a empezar. Será difícil y complicado pero el éxito que llegará
enseguida, de forma enorme e inesperada, será un bálsamo que haga olvidar
totalmente la pasada época “republicana” del conjunto granadino.
* El 9 de noviembre de 1936 murió Matías Fernández-Fígares, que hasta seis meses antes, había sido presidente del Recreativo. De sus logros deportivos hemos escrito en los capítulos anteriores. De su muerte puedo contar lo que me contó a mí su viuda, Blanca Jiménez Lopera, en octubre de 1984.
- “Fue un
cáncer. Primero con un bultito chiquitillo en el cuello que cuando me lo enseñó
un día de mayo yo le dije:
- Anda hombre,
no seas aprensivo que esas son cosas de niños chicos. Lo vieron Rafael Mora y
Azpitarte que, después de reconocerlo y mientras se lavaba las manos, me dijo;
- Algo grave
desde luego.
Así de seco me
lo dijo, como una sentencia.”
La sentencia se cumplió ineludiblemente y su entierro fue uno de los más nutridos y sentidos que se recuerdan en Granada. Su carácter y su generosidad le habían granjeado numerosos amigos y hasta quiero pensar que, aquel día al menos, los socios y los aficionados acudieron como un solo hombre al sepelio de aquel presidente que dejó al Recreativo con unos laureles, unas aspiraciones y un patrimonio que pocos han podido siquiera igualar. Dos o tres, como mucho, son los futuros presidentes que podrán presumir de una trayectoria parecida.
* Desde el 8 de julio de 1936 hasta el 2 de marzo de 1937 no publicó Ideal una sola noticia deportiva. Casi nueve meses. Ese dos de marzo aparece por fin una nota modesta y reducida sobre un partido de fútbol disputado en el campo del colegio de los Escolapios entre dos equipos llamados Imperio y Racing Club, con empate a cuatro.
* Dos meses después, el 2 de mayo de 1937
comienza un campeonato local de fútbol organizado por los “Flechas” de Granada.
Los “Flechas” eran la rama juvenil de Falange Española. Se inscribieron cuatro
equipos de Granada, uno de Motril y otro de Dúrcal. Un corto torneo de 24 días
exactamente, que terminó con la gran final del 26 de mayo. Se disputa en los
Cármenes y arbitra Antonio Bombillar. Los finalistas son los equipos de los
“Flechas” (falangistas) y los “Pelayos” (requetés). La tensión entre dos partidos
políticos que las circunstancias de la guerra han obligado a vivir juntos, se
traslada fácilmente al campo de fútbol. Los falangistas ganan por 3-1, pero los
requetés, disconformes y cabreados, no aceptan la derrota y se retiran del
terreno de juego diez minutos antes del pitido final. Bombillar, en su papel de
árbitro, no tiene otra solución que aceptar los acontecimientos y dar por
ganadores a los “Flechas”, que reciben su trofeo de manos de la jefa de
*
A nivel nacional el fútbol comienza a resurgir en 1938. No hay campeonato de
Liga y muchos clubes mexicanos y argentinos se han nutrido de las grandes
figuras vascas como Blasco, Zubieta, Cilaurren, Mugüerza, Irarragorri, Lángara,
Luis y Pedro Regueiro. Y es que el Atletic de Bilbao salió “de gira” en 1936
para no regresar jamás. Como los vascos, también el Barcelona está de gira por
Europa y muchos de los internacionales de antes de la guerra juegan fuera de
España, excepto algunos como el sevillano Guillermo Eizaguirre, capitán de
* Para empezar, los mandos federativos, que el gobierno de Franco ha puesto al frente del fútbol nacional, deciden reactivar la selección española integrada evidentemente por jugadores que viven en el territorio “nacional”, aunque la mayor parte de los mejores futbolistas están en el extranjero o con los “rojos”.
El primer problema a resolver es ese precisamente:
el “rojo” tradicional de la camiseta española, que inmediatamente se cambia por
el “azul” del uniforme falangista.
La segunda medida es buscar partidos de entrenamiento y exaltación “nacional” con una gira que recorrerá la zona franquista a costa de enfrentar a rivales debilísimos y absolutamente desentrenados. Es así como la selección llega a Granada y disputa el partido que podemos ver, líneas más abajo, en el apartado de “Un partido para el recuerdo”.
* Hubo que esperar hasta el Corpus de 1939 para
que el fútbol regrese en serio a tierras granadinas. Un partido en las fiestas
tradicionales que vuelven a resurgir. Como el Recreativo sigue sin dar señales de
vida y en Granada no hay otro equipo organizado, el Ayuntamiento se trae a dos
conjuntos de no excesivo nivel que disputan el Trofeo Corpus a partido único. Y
el Ceuta Sport gana al Betis de Sevilla por dos a cero.
UN PARTIDO PARA EL RECUERDO
Recreativo de Granada 0 Selección
Nacional Española 3
9
de enero de 1938
Campo
de los Cármenes
Árbitro: Ocaña (Colegio andaluz)
Entrenador
del Recreativo: Antonio Bombillar
Alineación del Recreativo de Granada
(Con
el sistema 1-2-3-5)
Inchausti
Zabala,
Joaquín
Torquemada,
Segura, Bombillar (Osorio)
Prieto,
Ruibal, Calderón, Sanmillán y Millán
Alineación de
(Con
el sistema 1-2-3-5)
Eizaguirre
Ciriaco,
Peral
Aranaz,
Soladrero, Germán
Epi,
Agustín, Campanal, Herrerita y Saro
Seleccionador,
Ramón Encinas
Los goles
0-1.
Min. 10. Herrerita en jugada personal
0-2.
Min. 65. Epi burla la salida de Inchausti
0-3.
Min. 76. Campanal remata un centro perfecto de Epi.
0-4.
Las circunstancias
Partido amistoso en plena Guerra Civil cuya recaudación se destina a las necesidades del Ejército Nacional. Llovió mucho y el campo no se llenó.
La crónica
Antonio Bombillar recibió con alegría la llamada de su amigo “Moncho” Encinas para encargarle la formación del equipo que debería enfrentarse en Granada al combinado nacional. “Acepté de primeras porque era tiempo que me quitaba de la guerra. Me puse a buscar jugadores y no encontraba a nadie. Entonces vino una orden de Sevilla para que sacase de los cuarteles a los futbolistas que necesitase y Encinas me dijo que nos prestarían cinco o seis, que a la hora de la verdad fueron sólo cuatro; Inchausti, Zabala, Joaquin y Segura. Yo había encontrado a los antiguos recreativistas Torquemada, Calderón, Prieto y Pepe Millán, que tenía 18 años y había jugado en el infantil. A última hora se agregaron Osorio y otros dos soldados que, según ellos, sabían jugar”.
Este era el patético conjunto del “Recreativo de Granada” que se enfrentaría a la selección nacional. Ideal, en su edición del 8 de enero de 1938, intentó caldear los ánimos con una arenga, muy al estilo militar de la época.
- “Jamás se conoció en Granada un entusiasmo como el que existe por presenciar este partido. De ello da fe la demanda de localidades que ayer hubo en el estanco Mata de la calle Reyes Católicos. Ningún granadino, ninguna persona que se diga patriota, puede dejar de asistir a este partido cuyos ingresos íntegros se dedican a nuestros valientes soldados […] que tan generosamente dieron su sangre por defender nuestra hacienda, nuestro honor y nuestra propia existencia.”
Rozando el ridículo
Desde la noche anterior llovió con fuerza en Granada. El clima de enero y el agua caída “enfriaron” los ánimos de los más patriotas y la recaudación fue escasa. Tampoco, desde el punto de vista deportivo, el espectáculo respondió a lo previsto e incluso Rafael Fernández de Burgos no ocultó su desencanto en Ideal.
- “Para decir
la verdad, la selección nacional que el domingo jugó en los Cármenes no ha
causado muy buena impresión entre los aficionados. Y es que ha habido también
un poco de exageradas ilusiones en este encuentro que, junto a la fatalidad del
tiempo y las lesiones, ha contribuido a que el espectáculo no fuera todo lo
brillante que la mayoría esperaba.”
Si la selección no respondió, el “Recreativo” fue un verdadero desastre. Los cuatro “prestados” eran los únicos con cierto grado de preparación física y uno de ellos, el defensa Zabala, se lesionó pronto. Antonio Bombillar se rompió a los pocos minutos porque “hacía un frío enorme y yo, que estaba desentrenado, tuve que marcar al rapidísimo Epi. A las ocho carreras me dio un tirón y me tuve que ir sustituyéndome Jesús Osorio.”
Todos en general acusaron la larguísima inactividad de casi dos años, y para mayor “INRI”, los dos soldados que “sabían jugar”, Ruibal y Sanmillán, apenas podían darle alguna patada al balón de cuando en cuando. Se salvó de la quema el joven Pepe Millán, que salió en el extraño puesto de extremo izquierda pero que pasó a la defensa al lesionarse Zabala y ahí demostró ampliamente su enorme futuro inmediato en el mundo del fútbol profesional.
Una selección de poca monta
Tampoco la selección nacional entusiasmó a nadie. Los más esperados, Ciriaco y Quincoces (defensas titulares del Real Madrid y del equipo nacional) no demostraron su fama y en el caso de Quincoces ni se vistió de futbolista porque vino lesionado. El asturiano Herrerita no demostró su enorme clase y el sevillista Campanal apenas dio señales de su empuje y potencia.
Hubo dos futbolistas destacados en el cuadro de España: el portero Guillermo Eizaguirre, capitán del equipo y capitán en activo de la Legíón, que entregó un ramo de flores a la “madrina”, Conchita Rico, tras hacer el saque de honor. Y la gran revelación por lo joven y aún desconocido, fue el extremo derecha Epifanio Fernández Berridi, que sería famoso y admirado en los años 40 con el nombre de “Epi” y en aquella delantera del Valencia que formaron Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza. Aquel donostiarra de 17 años encandiló a los granadinos y al cronista Fernández de Burgos por su “poder, arrojo y velocidad”.
Y como las penas con pan son menos, aquella noche
hubo zambra gitana para todos los jugadores en
LOS QUE HICIERON HISTORIA EN EL GRANADA C.F.
Antonio Bombillar Porcel
Nació en la estación de Loja porque su madre iba en el tren cuando se puso de parto el 24 de enero de 1912.
- “Estudié un
poco, pero le dije a mi padre que me pusiera a trabajar porque con la cosa del
fútbol no tenía tiempo. Entonces me puso de mecánico, pero lo tuve que dejar
también porque me tiznaba mucho y tampoco me dejaba el tiempo que yo quería.
Con un grupo de amigos me iba a los Mondragones para jugar donde los soldados
hacían instrucción. Como no teníamos balón porque éramos más modestos, o sea
más pobres, esperábamos que vinieran los señoritos, unos en su cochecillo y
otros a caballo, que traían su balón y jugábamos unos contra otros. También
jugaba en la explanada de
Desde su fundación en 1931, Bombillar fue jugador del Recreativo: cinco temporadas hasta la guerra. Tras su fichaje como entrenador en 1936, que la guerra no dejó ser efectivo, fue soldado hasta 1939, luego entrenó al primer núcleo recreativista de la posguerra y, con 27 años, Martín Campos lo “prestó” al Antequerano para dirigirlo con bastante éxito.
El 3 de agosto de 1942 el mismo presidente del que entonces ya se llamaba Granada C.F. le firmó un contrato como conserje y encargado de material (utillero se diría ahora) del club. Tenía 300 pesetas de sueldo mensual, casa gratis en los Cármenes y luz gratuita, aunque con “limita”, o sea que hasta cierta cantidad la pagaba el club, pero nada de alegrías luminotécnicas porque los excesos los pagaba la familia Bombillar.
En el año 1948, siendo Cholín entrenador, Bombillar accedió a la plaza de masajista que hasta entonces había detentado Manolo Ibáñez pero que su trabajo como entrenador del filial, recién creado con el antiguo nombre de Recreativo, le impedía seguir masajeando a los jugadores del primer equipo.
- “Como
masajista seguí hasta 1975, dos años antes de jubilarme. Fue porque Candi buscó
un ayudante de masajista, Antonio Píñar, y surgieron pequeños problemas por lo
que dejé el cargo.”
En 1977 le llegó la jubilación después de 46 años ligado al club en el que fue jugador, entrenador, utillero, conserje, masajista y delegado del equipo cuando no había directivo disponible para hacer esta labor. Cuando hablé con él largamente, en diciembre de 1984, Bombillar vivía en su casa de la colonia San Francisco, dedicado tomar el sol en el jardín, desgranando, tranquilo y parsimonioso, los recuerdos de toda una vida. Recuerdos grandes como la inauguración de los campos de las Tablas y los Cármenes, la final de Copa con el Barcelona, la construcción de la tribuna nueva de los Cármenes y la iluminación del campo. Pero también me contó recuerdos chicos. Por ejemplo, el fichaje de José Manuel González en 1939.
- “Vino recomendado
por Paco Bru y Martín Campos me pidió el informe. - Mi opinión es que no sirve,
que no es lo que necesitamos. Porque resulta que venía para ocupar el puesto de
medio centro. González que estaba delante saltó diciendo: - ¿A usted quien le
ha dicho que sabe de fútbol? - Martín Campos me pidió que explicara mi opinión y
yo le dije: - Mire usted don Ricardo, este muchacho no sirve como medio centro
porque no salta, pero como defensa quizás cuadrara bien. Y entonces González
contestó: - Bueno, maestro, retiro lo dicho porque la verdad es que yo siempre
he jugado de defensa. Luego tuvimos una gran amistad y hasta nos llamamos
compadres sin serlo.”
Antonio Bombillar conoció directamente a muchos jugadores durante los 46 años que estuvo en el Granada. Y, aunque su natural era callado y humilde, presumía de saber, y puedo asegurar que sabía mucho de fútbol. Por eso le pedí una vez que hiciera un ejercicio imposible de máquina del tiempo futbolística para darme el once ideal del Granada de todos los tiempos (entre 1931 y 1984 por supuesto). Y esto fue lo que me contestó colocando los nombres con el sistema de 1-4-2-4.
Rodrigo;
Millán, Aguirre Suárez, Lesmes, González; Trompi, Sosa; Lasa, César, Lalo y
Vicente.
Y para explicarme la sorprendente elección del
portero me aclaró que “Rodrigo es el
mejor portero que ha tenido el Granada. Era muy sobrio, muy efectivo y muy
seguro, sin florituras. Porque para tener un portero bonito me hubiera acordado
de Tabales o Piris.”
Y allí siguió hasta su muerte con sus recuerdos.
Antonio Bombillar Porcel, tranquilo y sentencioso, el hombre que trabajó sin
levantarle la voz a nadie y sin haberse peleado durante 46 años ni con el más
malo de los árbitros.
Una
vida dedicada al fútbol y al Granada C.F.