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lunes, 10 de marzo de 2025

7 HISTORIA DEL GRANADA CF. 1936-1939

 

HISTORIA DEL GRANADA C.F.


Capitulo 7

Temporadas 1936-1939 

 


LA GUERRA QUE PARALIZÓ EL FÚTBOL


La guerra paralizó el fútbol en España y cambió radicalmente la vida de los españoles. Pero, aunque parezca una barbaridad, la interrupción de tres años seguramente salvó la vida del moribundo Recreativo de julio de 1936. Porque el equipo granadino estaba a punto de desaparecer tras la nefasta campaña de 1935-36 que hemos contado en el capítulo anterior. 

 

La guerra y el fútbol. El fútbol y la guerra. Eran tiempos de saludos previos y brazos arriba, bien con el puño cerrado, como en Madrid en 1937…

Digresión sobre la cantera 

El fútbol y casi todas las actividades de la vida normal se fueron al garete durante la Guerra Civil. Pero el Recreativo ya estaba abandonado de periódicos y aficionados locales. El desencanto era tan grande que casi nadie le prestaba atención al inicio de la que debía ser la temporada 1936-37. 

“Ideal”, que había sido incendiado en febrero de 1936, reaparece cuatro meses después y en la edición de 1 de julio publica una extensa crónica titulada “El Recreativo en peligro de descender de categoría”. Dice el diario granadino que “la última directiva, formada por hombres de buena voluntad, pero sin experiencia, dimitió al mes de tomar posesión”. Añade que nadie quería ser directivo hasta que tres antiguos dirigentes (en realidad fueron cuatro) “procuran en estos momentos salvar al club a pesar de que han quedado en libertad todos los jugadores menos Torquemada y Alvarito”. También se lamenta Ideal de que José Planas, uno de los mejores entrenadores de España, haya estado tan poco tiempo en Granada. 

El 3 de julio sale a la luz pública una patética nota de la Comisión Ejecutiva (Martín Campos, Cristiá, Orozco Díaz y Vida Bellido). De forma larga y reiterativa explican lo que están haciendo para salvar al Club de su desesperada situación económica. Recuerdan que, al hacerse cargo, el día 20 de mayo, se encontraron con la caja vacía y una deuda de 35.000 pesetas a los jugadores. Sus esfuerzos se han centrado “en pagar lo que se debe y formar una nueva plantilla con jugadores que sientan los colores del club y de la ciudad”. 

Es la misma historia que se repetirá una y mil veces. Las alegrías económicas y la falta de acierto en los fichajes provocan una crisis grave cuya única solución consiste en olvidarse de los caros jugadores de fuera para confiar en los locales, más baratos y entusiastas. Cuando todo vaya bien de nuevo se olvidarán esos jugadores de la cantera para traer nuevas figuras bien pagadas. Y tanto una como otra actitud se harán con el consentimiento e incluso con la exigencia de la afición. A lo largo de esta historia veremos cómo se repiten machaconamente situaciones similares. Y, lo que es peor, veremos que la afición granadina sólo responde cuando hay fichajes de relumbrón y ataca sañudamente, sin perdonar el menor fallo, a esos jugadores de la cantera que ponen entusiasmo y ganas, aunque tengan menos calidad… a veces. Y al final, los culpables serán, por este orden, los árbitros, el entrenador, la directiva y los jugadores. Todo el mundo menos los propios aficionados porque ¡para eso pagamos!

 

Cartel anunciador del amistoso frente a la selección

La guerra y el fútbol 

A partir del día 8 de julio ningún diario granadino (y había cuatro) publica absolutamente nada sobre fútbol. Hay rumores peligrosos mucho más importantes. El 18 de julio estalla la guerra e inmediatamente desaparecen de la circulación “El Defensor” y “La Publicidad”. “Ideal” se queda a los pocos días como el único diario con vida, pero, como es lógico, la guerra acapara toda la información. El Recreativo y sus problemas pasan al más profundo de los olvidos. Y eso que ya tenía nuevo entrenador porque el pasado 10 de julio Antonio Bombillar había firmado el más inservible de los contratos de la historia del Granada. Es un contrato que decía así: 

- “En el día de hoy el Club Recreativo Granada conviene con don Antonio Bombillar Porcel el que dicho jugador se hará cargo del entrenamiento y dirección del equipo durante la temporada 1936-1937 en las condiciones y deberes que por contrato se especifican, cobrando como sueldo gratificación por dicho cometido la cantidad de CIEN PESETAS MENSUALES, desde primero de julio de mil novecientos treinta y seis a treinta de junio de mil novecientos treinta y siete. Granada 10 de julio de 1936.” 

Y lo firman; el interesado, Antonio Bombillar, y el presidente del Comité Ejecutivo, Ricardo Martín Campos. 

Antonio Bombillar no llegó a cobrar la mensualidad de julio, pero es cierto que tampoco llegó a entrenar a nadie ni a dirigir ningún partido. Simplemente porque no había jugadores ni partidos.

 

La travesía del desierto 

En la pequeña historia, que en este capítulo es más pequeña aún, se puede seguir la escasísima actividad futbolera de Granada durante la guerra. Prácticamente nada sucede hasta que el lunes 7 de agosto (la guerra terminó el 1 de abril) de 1939, tres componentes de aquel Comité ejecutivo de 1936 pretenden recuperar al club y convocan a una reunión “para cambiar impresiones y llegar a las soluciones más beneficiosas al fin deseado”. La nota convocante no tiene firmas, pero detrás de ella están al menos Martín Campos, Orozco Díaz y Paco Cristiá. 

El “fin deseado” no es otro que empezar de cero y poner urgentemente al club en condiciones de jugar la temporada que se iniciará en septiembre de 1939. Nadie puede acordarse de las deudas antiguas, casi ninguno tiene jugadores y la situación es mala para todos. Casi todos los equipos se han igualado por abajo y el Recreativo tiene una nueva oportunidad para volver a empezar. Será difícil y complicado pero el éxito que llegará enseguida, de forma enorme e inesperada, será un bálsamo que haga olvidar totalmente la pasada época “republicana” del conjunto granadino.

 

 

 Millán, que con 18 años se alineó en aquel partido frente a la selección


LA PEQUEÑA HISTORIA 1936-39 

* El 9 de noviembre de 1936 murió Matías Fernández-Fígares, que hasta seis meses antes, había sido presidente del Recreativo. De sus logros deportivos hemos escrito en los capítulos anteriores. De su muerte puedo contar lo que me contó a mí su viuda, Blanca Jiménez Lopera, en octubre de 1984. 

- “Fue un cáncer. Primero con un bultito chiquitillo en el cuello que cuando me lo enseñó un día de mayo yo le dije:

- Anda hombre, no seas aprensivo que esas son cosas de niños chicos. Lo vieron Rafael Mora y Azpitarte que, después de reconocerlo y mientras se lavaba las manos, me dijo;

- Algo grave desde luego.

Así de seco me lo dijo, como una sentencia.” 

La sentencia se cumplió ineludiblemente y su entierro fue uno de los más nutridos y sentidos que se recuerdan en Granada. Su carácter y su generosidad le habían granjeado numerosos amigos y hasta quiero pensar que, aquel día al menos, los socios y los aficionados acudieron como un solo hombre al sepelio de aquel presidente que dejó al Recreativo con unos laureles, unas aspiraciones y un patrimonio que pocos han podido siquiera igualar. Dos o tres, como mucho, son los futuros presidentes que podrán presumir de una trayectoria parecida. 

* Desde el 8 de julio de 1936 hasta el 2 de marzo de 1937 no publicó Ideal una sola noticia deportiva. Casi nueve meses. Ese dos de marzo aparece por fin una nota modesta y reducida sobre un partido de fútbol disputado en el campo del colegio de los Escolapios entre dos equipos llamados Imperio y Racing Club, con empate a cuatro. 

*  Dos meses después, el 2 de mayo de 1937 comienza un campeonato local de fútbol organizado por los “Flechas” de Granada. Los “Flechas” eran la rama juvenil de Falange Española. Se inscribieron cuatro equipos de Granada, uno de Motril y otro de Dúrcal. Un corto torneo de 24 días exactamente, que terminó con la gran final del 26 de mayo. Se disputa en los Cármenes y arbitra Antonio Bombillar. Los finalistas son los equipos de los “Flechas” (falangistas) y los “Pelayos” (requetés). La tensión entre dos partidos políticos que las circunstancias de la guerra han obligado a vivir juntos, se traslada fácilmente al campo de fútbol. Los falangistas ganan por 3-1, pero los requetés, disconformes y cabreados, no aceptan la derrota y se retiran del terreno de juego diez minutos antes del pitido final. Bombillar, en su papel de árbitro, no tiene otra solución que aceptar los acontecimientos y dar por ganadores a los “Flechas”, que reciben su trofeo de manos de la jefa de la Sección Femenina de Falange en ausencia de los vencidos. 

* A nivel nacional el fútbol comienza a resurgir en 1938. No hay campeonato de Liga y muchos clubes mexicanos y argentinos se han nutrido de las grandes figuras vascas como Blasco, Zubieta, Cilaurren, Mugüerza, Irarragorri, Lángara, Luis y Pedro Regueiro. Y es que el Atletic de Bilbao salió “de gira” en 1936 para no regresar jamás. Como los vascos, también el Barcelona está de gira por Europa y muchos de los internacionales de antes de la guerra juegan fuera de España, excepto algunos como el sevillano Guillermo Eizaguirre, capitán de la Legión, que se juega algo más importante: la vida, en los campos de batalla. 

* Para empezar, los mandos federativos, que el gobierno de Franco ha puesto al frente del fútbol nacional, deciden reactivar la selección española integrada evidentemente por jugadores que viven en el territorio “nacional”, aunque la mayor parte de los mejores futbolistas están en el extranjero o con los “rojos”. 

El primer problema a resolver es ese precisamente: el “rojo” tradicional de la camiseta española, que inmediatamente se cambia por el “azul” del uniforme falangista.

 

La segunda medida es buscar partidos de entrenamiento y exaltación “nacional” con una gira que recorrerá la zona franquista a costa de enfrentar a rivales debilísimos y absolutamente desentrenados. Es así como la selección llega a Granada y disputa el partido que podemos ver, líneas más abajo, en el apartado de “Un partido para el recuerdo”. 

*  Hubo que esperar hasta el Corpus de 1939 para que el fútbol regrese en serio a tierras granadinas. Un partido en las fiestas tradicionales que vuelven a resurgir. Como el Recreativo sigue sin dar señales de vida y en Granada no hay otro equipo organizado, el Ayuntamiento se trae a dos conjuntos de no excesivo nivel que disputan el Trofeo Corpus a partido único. Y el Ceuta Sport gana al Betis de Sevilla por dos a cero.

 

 

La selección, camiseta verde, y un Recreativo improvisado en los prolegómenos 

 

UN PARTIDO PARA EL RECUERDO


Recreativo de Granada 0 Selección Nacional Española 3

 

9 de enero de 1938

Campo de los Cármenes

Árbitro: Ocaña (Colegio andaluz)

Entrenador del Recreativo: Antonio Bombillar

 

Alineación del Recreativo de Granada

(Con el sistema 1-2-3-5)

Inchausti

Zabala, Joaquín

Torquemada, Segura, Bombillar (Osorio)

Prieto, Ruibal, Calderón, Sanmillán y Millán

 

Alineación de la Selección Nacional

(Con el sistema 1-2-3-5)

Eizaguirre

Ciriaco, Peral

Aranaz, Soladrero, Germán

Epi, Agustín, Campanal, Herrerita y Saro

Seleccionador, Ramón Encinas

 

Los goles 

0-1.         Min. 10. Herrerita en jugada personal

0-2.         Min. 65. Epi burla la salida de Inchausti

0-3.         Min. 76. Campanal remata un centro perfecto de Epi.

0-4.          

 

Las circunstancias 

Partido amistoso en plena Guerra Civil cuya recaudación se destina a las necesidades del Ejército Nacional. Llovió mucho y el campo no se llenó. 

 

La crónica 

Antonio Bombillar recibió con alegría la llamada de su amigo “Moncho” Encinas para encargarle la formación del equipo que debería enfrentarse en Granada al combinado nacional. “Acepté de primeras porque era tiempo que me quitaba de la guerra. Me puse a buscar jugadores y no encontraba a nadie. Entonces vino una orden de Sevilla para que sacase de los cuarteles a los futbolistas que necesitase y Encinas me dijo que nos prestarían cinco o seis, que a la hora de la verdad fueron sólo cuatro; Inchausti, Zabala, Joaquin y Segura. Yo había encontrado a los antiguos recreativistas Torquemada, Calderón, Prieto y Pepe Millán, que tenía 18 años y había jugado en el infantil. A última hora se agregaron Osorio y otros dos soldados que, según ellos, sabían jugar”. 

Este era el patético conjunto del “Recreativo de Granada” que se enfrentaría a la selección nacional. Ideal, en su edición del 8 de enero de 1938, intentó caldear los ánimos con una arenga, muy al estilo militar de la época. 

- “Jamás se conoció en Granada un entusiasmo como el que existe por presenciar este partido. De ello da fe la demanda de localidades que ayer hubo en el estanco Mata de la calle Reyes Católicos. Ningún granadino, ninguna persona que se diga patriota, puede dejar de asistir a este partido cuyos ingresos íntegros se dedican a nuestros valientes soldados […] que tan generosamente dieron su sangre por defender nuestra hacienda, nuestro honor y nuestra propia existencia.” 

 

Rozando el ridículo 

Desde la noche anterior llovió con fuerza en Granada. El clima de enero y el agua caída “enfriaron” los ánimos de los más patriotas y la recaudación fue escasa. Tampoco, desde el punto de vista deportivo, el espectáculo respondió a lo previsto e incluso Rafael Fernández de Burgos no ocultó su desencanto en Ideal. 

- “Para decir la verdad, la selección nacional que el domingo jugó en los Cármenes no ha causado muy buena impresión entre los aficionados. Y es que ha habido también un poco de exageradas ilusiones en este encuentro que, junto a la fatalidad del tiempo y las lesiones, ha contribuido a que el espectáculo no fuera todo lo brillante que la mayoría esperaba.” 

Si la selección no respondió, el “Recreativo” fue un verdadero desastre. Los cuatro “prestados” eran los únicos con cierto grado de preparación física y uno de ellos, el defensa Zabala, se lesionó pronto. Antonio Bombillar se rompió a los pocos minutos porque “hacía un frío enorme y yo, que estaba desentrenado, tuve que marcar al rapidísimo Epi. A las ocho carreras me dio un tirón y me tuve que ir sustituyéndome Jesús Osorio.” 

Todos en general acusaron la larguísima inactividad de casi dos años, y para mayor “INRI”, los dos soldados que “sabían jugar”, Ruibal y Sanmillán, apenas podían darle alguna patada al balón de cuando en cuando. Se salvó de la quema el joven Pepe Millán, que salió en el extraño puesto de extremo izquierda pero que pasó a la defensa al lesionarse Zabala y ahí demostró ampliamente su enorme futuro inmediato en el mundo del fútbol profesional. 

 

Una selección de poca monta 

Tampoco la selección nacional entusiasmó a nadie. Los más esperados, Ciriaco y Quincoces (defensas titulares del Real Madrid y del equipo nacional) no demostraron su fama y en el caso de Quincoces ni se vistió de futbolista porque vino lesionado. El asturiano Herrerita no demostró su enorme clase y el sevillista Campanal apenas dio señales de su empuje y potencia. 

Hubo dos futbolistas destacados en el cuadro de España: el portero Guillermo Eizaguirre, capitán del equipo y capitán en activo de la Legíón, que entregó un ramo de flores a la “madrina”, Conchita Rico, tras hacer el saque de honor. Y la gran revelación por lo joven y aún desconocido, fue el extremo derecha Epifanio Fernández Berridi, que sería famoso y admirado en los años 40 con el nombre de “Epi” y en aquella delantera del Valencia que formaron Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza. Aquel donostiarra de 17 años encandiló a los granadinos y al cronista Fernández de Burgos por su “poder, arrojo y velocidad”.                

Y como las penas con pan son menos, aquella noche hubo zambra gitana para todos los jugadores en la Escuela de Estudios Árabes del Albaicín. En la cuesta del Chapiz las palmas, las guitarras y el revoloteo de las faldas calentó el ambiente y los decaídos ánimos de los futbolistas-soldados. 

 

 

Antonio Bombillar, una vida dedicada al Granada CF


LOS QUE HICIERON HISTORIA EN EL GRANADA C.F.

 

Antonio Bombillar Porcel 

Nació en la estación de Loja porque su madre iba en el tren cuando se puso de parto el 24 de enero de 1912. 

- “Estudié un poco, pero le dije a mi padre que me pusiera a trabajar porque con la cosa del fútbol no tenía tiempo. Entonces me puso de mecánico, pero lo tuve que dejar también porque me tiznaba mucho y tampoco me dejaba el tiempo que yo quería. Con un grupo de amigos me iba a los Mondragones para jugar donde los soldados hacían instrucción. Como no teníamos balón porque éramos más modestos, o sea más pobres, esperábamos que vinieran los señoritos, unos en su cochecillo y otros a caballo, que traían su balón y jugábamos unos contra otros. También jugaba en la explanada de la Cruz Blanca con el Granada chico que era distinto al Granada grande. 

Desde su fundación en 1931, Bombillar fue jugador del Recreativo: cinco temporadas hasta la guerra. Tras su fichaje como entrenador en 1936, que la guerra no dejó ser efectivo, fue soldado hasta 1939, luego entrenó al primer núcleo recreativista de la posguerra y, con 27 años, Martín Campos lo “prestó” al Antequerano para dirigirlo con bastante éxito. 

El 3 de agosto de 1942 el mismo presidente del que entonces ya se llamaba Granada C.F. le firmó un contrato como conserje y encargado de material (utillero se diría ahora) del club. Tenía 300 pesetas de sueldo mensual, casa gratis en los Cármenes y luz gratuita, aunque con “limita”, o sea que hasta cierta cantidad la pagaba el club, pero nada de alegrías luminotécnicas porque los excesos los pagaba la familia Bombillar. 

En el año 1948, siendo Cholín entrenador, Bombillar accedió a la plaza de masajista que hasta entonces había detentado Manolo Ibáñez pero que su trabajo como entrenador del filial, recién creado con el antiguo nombre de Recreativo, le impedía seguir masajeando a los jugadores del primer equipo. 

- “Como masajista seguí hasta 1975, dos años antes de jubilarme. Fue porque Candi buscó un ayudante de masajista, Antonio Píñar, y surgieron pequeños problemas por lo que dejé el cargo.” 

En 1977 le llegó la jubilación después de 46 años ligado al club en el que fue jugador, entrenador, utillero, conserje, masajista y delegado del equipo cuando no había directivo disponible para hacer esta labor. Cuando hablé con él largamente, en diciembre de 1984, Bombillar vivía en su casa de la colonia San Francisco, dedicado tomar el sol en el jardín, desgranando, tranquilo y parsimonioso, los recuerdos de toda una vida. Recuerdos grandes como la inauguración de los campos de las Tablas y los Cármenes, la final de Copa con el Barcelona, la construcción de la tribuna nueva de los Cármenes y la iluminación del campo. Pero también me contó recuerdos chicos. Por ejemplo, el fichaje de José Manuel González en 1939. 

- “Vino recomendado por Paco Bru y Martín Campos me pidió el informe. - Mi opinión es que no sirve, que no es lo que necesitamos. Porque resulta que venía para ocupar el puesto de medio centro. González que estaba delante saltó diciendo: - ¿A usted quien le ha dicho que sabe de fútbol? - Martín Campos me pidió que explicara mi opinión y yo le dije: - Mire usted don Ricardo, este muchacho no sirve como medio centro porque no salta, pero como defensa quizás cuadrara bien. Y entonces González contestó: - Bueno, maestro, retiro lo dicho porque la verdad es que yo siempre he jugado de defensa. Luego tuvimos una gran amistad y hasta nos llamamos compadres sin serlo.” 

Antonio Bombillar conoció directamente a muchos jugadores durante los 46 años que estuvo en el Granada. Y, aunque su natural era callado y humilde, presumía de saber, y puedo asegurar que sabía mucho de fútbol. Por eso le pedí una vez que hiciera un ejercicio imposible de máquina del tiempo futbolística para darme el once ideal del Granada de todos los tiempos (entre 1931 y 1984 por supuesto). Y esto fue lo que me contestó colocando los nombres con el sistema de 1-4-2-4. 

Rodrigo; Millán, Aguirre Suárez, Lesmes, González; Trompi, Sosa; Lasa, César, Lalo y Vicente. 

Y para explicarme la sorprendente elección del portero me aclaró que “Rodrigo es el mejor portero que ha tenido el Granada. Era muy sobrio, muy efectivo y muy seguro, sin florituras. Porque para tener un portero bonito me hubiera acordado de Tabales o Piris.” 

Y allí siguió hasta su muerte con sus recuerdos. Antonio Bombillar Porcel, tranquilo y sentencioso, el hombre que trabajó sin levantarle la voz a nadie y sin haberse peleado durante 46 años ni con el más malo de los árbitros.

        Una vida dedicada al fútbol y al Granada C.F.

6 HISTORIA DEL GRANADA CF. Temporada 1935-36

 

HISTORIA DEL GRANADA C.F.

 

 

Capítulo 6

Temporada 1935-36

 

 

 

LA GUERRA CIVIL Y UN EQUIPO EN LA RUINA

 

 

Fue el primer desastre de los muchos que han acontecido a lo largo de la historia del club. Sorprendente desastre porque en principio todo parecía color de rosa. De las esperanzas de ascenso a 1ª división se pasó a ser un club sin jugadores, sin entrenador, sin directiva y sin dinero. Menos mal, dicho sea con todas las reticencias del mundo, que llegó la guerra “salvadora”. La Guerra Civil, que comenzó el 18 de julio de 1936, con la temporada 1935-36, recién terminada, y con los más negros nubarrones cerniéndose sobre el Recreativo de Granada. Pero la guerra acabó con el fútbol y con casi todo. Tres años más tarde, aquellas deudas y aquellos problemas del club habían pasado al olvido, superados por acontecimientos infinitamente más importantes. Como dice el himno falangista, en el verano de 1939 “en el Recreativo empieza a amanecer”. 

Pero empecemos por el principio, por el principio de esta temporada nefasta.

 

Jornada inaugural de la temporada 35-36 de Segunda, grupo III. Recreativo 0 Gimnástico de Valencia 0, el 10 de noviembre de 1935: Luque, Carreras, Calderón, Castro, Sosa, Cuenca, Barrios Nieto, Osorio, Sanfeliú; agachados: Torquemada y Rodrigo
 

Bajas equivocadas 

No sabemos de quién fue la culpa, pero las bajas de tres jugadores básicos como Itarte, Basterrechea y Gomar fueron uno de los motivos de la debacle. También se fue Luisón, pero su puesto en la defensa estuvo bien cubierto por Sanfeliú. Itarte no encontró sustituto en el húngaro Bukzzasy, fichado como gran figura, ni la ausencia de Gomar fue bien cubierta por sus sucesores Del Toro y Barrios. 

Hubo un razonable acierto en los fichajes del defensa Sanfeliú, el medio Castro y el centro delantero Sosa, pero el conjunto no terminaba de rendir. Sosa abandonó el club a mitad de temporada para regresar a sus nativas Canarias por enfermedad grave de su padre. 

Hubo acierto en los fichajes de febrero con Miranda, procedente del Levante, y Alvarito, del Español de Barcelona, que colaboraron para encarrilar al menos en parte el rumbo del conjunto granadino.

 

La plantilla

Tabales pasó a la suplencia del recién llegado Rodrigo, al que Bombillar, consideró muchos años después, como el mejor guardameta del Granada en toda su historia. Era sobrio y seguro en enorme contraste con el “volador” Tabales, querido por la afición, pero no demasiado seguro. 

Firme la defensa con Carreras, en su tercera temporada granadina, y Sanfeliú. De la potente línea media anterior solo quedó Torquemada, permanente en la derecha, con el nuevo jugador, Castro, en la izquierda. El fracaso de Bukazzsy solo pudo ser paliado por la incorporación en febrero, de Alvarito. 

En la delantera fueron fijos, o casi fijos: Victorio, Calderón y Luque, mientras que en los dos puestos restantes los interiores, rotaban, sin afirmarse, Del Toro, Barrios, Sosa, Gros y Prieto. 

Esto significa que la línea de creación; formada por el medio centro y los dos interiores, no tuvo continuidad ni calidad a lo largo de la temporada. Quizá por eso fueron las cosas tan mal. 

 

El Campeonato Superregional Andaluz 

El problema sempiterno de la falta de encuentros oficiales y la obligada contratación de amistosos se intentó resolver esta temporada desde la Federación Sur con la organización de un torneo pomposamente llamado “Campeonato Superregional Andaluz”, donde intervinieron los mejores de la región: Betis, Sevilla, Jerez, Malacitano, Mirandilla de Cádiz y Recreativo. 

Los granadinos tuvieron una actuación pasable sumando 10 puntos en 10 partidos (eran dos para el ganador, uno para el empate y cero por la derrota) y 13 goles a favor con otros tantos en contra. 

La idea era buena para llenar la temporada de contenido futbolístico y quizás hubiera tenido continuidad sin la guerra. Y es que la liga de 2ª división empezó esta vez el 10 de noviembre de 1935 y terminó el 9 de febrero de 1936. Apenas 14 jornadas con siete escasos partidos en casa. Así era difícil mantener un equipo absolutamente profesional cuando no había patrocinadores ni mecenas. 

 

La Liga de los 14 partidos 

El campeonato de 2ª división se inició mal, con el empate a cero en los Cármenes, frente al Gimnástico de Valencia, y siguió peor con una derrota en Elche. La directiva indignada por la actitud de algunos jugadores multa a Cuenca, Sosa, Luque, Barrios, Del Toro, Castro y Victorio. Los “buenos”, que se libran del castigo, son Rodrigo, Carreras, Torquemada y Bukzzasy. Pero las multas no sirven para remediar nada.

 

Antes de iniciarse la liga de Segunda división se disputa el llamado campeonato Superregional Andaluz. El partido Recreativo 2 Malacitano 0, de27 de octubre de 1935, fue la penúltima jornada

Tras una victoria mínima ante el Mirandilla gaditano se encadena una serie de cuatro derrotas y un empate. Cuando se pierde el 22 de diciembre en casa ante el Jerez, para el diario “Ideal” no hay perdón: “Además de que el equipo no tiene ningún juego de conjunto, se cometió el error de utilizar un balón impermeable al que no están acostumbrados nuestros jugadores”. Se piden cabezas de técnico, jugadores y directivos. Y se piden claramente porque… 

- “El Recreativo necesita un dictador con amplias y absolutas facultades, que dirija al club interinamente hasta encauzarlo hacia la normalidad. Lamentablemente la figura de esa persona necesaria no se encuentra entre los actuales directivos”. 

Estamos en diciembre de 1935 y esa opinión del dictador necesario, no sólo en futbol, sino también en la vida política española, es la que mantienen muchos granadinos asustados por el avance del Frente Popular, cara a las elecciones del próximo 16 de febrero. 

La siguiente derrota recreativista en Valencia ante el Gimnástico (de nuevo convertido en bestia negra de los granadinos) desencadena los acontecimientos y la caída de Lippo Hertza, justo cuatro días antes del fin de año, cuando por gestiones del técnico juegan en Granada sus paisanos húngaros del Szeged. Lippo Hertza sigue el camino que abrió Antonio Rey. Dos entrenadores en la historia y dos ceses a media temporada. 

 

Un directivo en el banquillo 

No en el de los acusados sino en el de los Cármenes y para dirigir al Recreativo. Es uno de los momentos más extraños en la historia del Granada. No se contrata nuevo entrenador y el directivo Juan Gómez Muros se hace cargo de la dirección técnica del equipo. El Recreativo sumará bajo su dirección, tres victorias, un empate y dos derrotas, y termina la liga en un modesto sexto lugar de ocho equipos participantes. 

Tras la liga empieza el torneo de Copa, con un raro sistema de liguilla de cuatro equipos que juegan todos contra todos. Solo el vencedor pasa a la siguiente fase de la Copa y ese no es el Recreativo. En realidad, no se hace mal papel porque se ganan los tres encuentros de casa y se pierden los tres de fuera. Pero los seis puntos obtenidos y el segundo lugar no son suficientes para seguir adelante. El torneo ha durado un mes exacto, del 23 de febrero al 22 de marzo, y el equipó mejoró bastante con dos incorporaciones: el mediocentro Alvarito y el extremo izquierdo Miranda. El nuevo e improvisado técnico se olvidó de Barrios, colocó a “Telera” Luque como interior izquierda y alternó en la meta a Rodrigo y Tabales. El rendimiento mejoró. 

El último partido del Recreativo en esta temporada y, durante tres más, se jugó en Córdoba, ante el Racing, el 22 de marzo de 1936 y lo disputaron: Tabales; Bombillar, San Feliú; Torquemada, Alvarito, Castro; Victorio, Del Toro, Calderón, Luque y Miranda. Únicamente Torquemada estaría en la alineación del siguiente encuentro, tres años y casi nueve meses después. Luego también jugarían algunos futbolistas de la “época republicana” como Aguileño y Osorio. Y de la formación en el primer partido de la historia sólo permanece el incombustible Antonio Bombillar Porcel, que ha pasado cinco temporadas que son las cinco que tiene de vida el club.

 

Martín Campos en la revista Penalty 

La crisis final 

Al final del torneo copero y sin partidos pendientes hasta la próxima temporada, es el momento de buscar entrenador porque todos están de acuerdo en que Gómez Muros ha cumplido un buen papel provisional pero sólo eso. El 1 de abril se incorpora el antiguo defensa del Barcelona, José Planas, que viene de entrenar al Zaragoza. Dirige algún amistoso e incluso llega a jugar, pero el 30 de junio no hay acuerdo y es uno más de los que dejan el club, desesperado por la imposibilidad de hacer nada positivo, en medio del caos deportivo y económico reinante. 

La crisis directiva es muy preocupante. La Asamblea extraordinaria del 21 de febrero de 1936 decide nombrar una comisión de cinco socios que ayude a preparar una candidatura. Los elegidos: Zubeldía, Salas, Fernández, Muñoz y Cano, no encuentran a nadie y, en la Asamblea ordinaria de 28 de marzo, el único candidato es el actual presidente Matías Fernández-Fígares, que gana por aclamación con una nueva junta integrada por Gabriel Morcillo, Juan Leyva y Miguel García Battle como vicepresidentes. Miguel Rubio Andrade es el secretario general. Tesorero, José González Méndez. Vicetesorero, Emilio Orozco Díaz. Contador, Manuel Ferrer Guerrero y secretario técnico, José Zubeldía Amador. También hay nueve vocales, todos nuevos. Los socios han votado por el ”cambio” de los anteriores directivos por nombres distintos, repitiendo sólo la figura del presidente, que es un hombre enfermo y cansado, útil quizás como figura decorativa por su indudable prestigio. 

El “cambio” más llamativo es el del secretario técnico asumido por el cronista de “El Defensor” José Zubeldía, que ha fustigado de forma inmisericorde a la vieja directiva desde las páginas de su periódico, firmando con el seudónimo de “Hincha 816”. Pero la falta de experiencia y, sobre todo, el enorme cúmulo de problemas, hacen inviable ésta y otras soluciones. 

Las reformas van más lejos y se crea un “consejo consultivo” muy nutrido y muy poco efectivo, como se demuestra con la nueva crisis, un mes y 23 días después de tomar posesión la junta del “cambio”. Las soluciones son cada vez más escasas. No sale adelante, por ejemplo, la propuesta del cronista del diario “La Publicidad”, Rolando, pidiendo que el Consejo Consultivo se convierta en Gestor, con Ricardo Martín Campos en calidad de secretario técnico y José Planas de entrenador. 

A la desesperada se convoca una nueva Asamblea extraordinaria (la tercera de la temporada) y se designa una comisión ejecutiva de cuatro miembros, que ponga soluciones sobre la mesa. La preside Ricardo Martín Campos y la integran Francisco Cristiá López, Francisco Vida Bellido y Emilio Orozco Díaz. Son cuatro ex directivos de la criticada gestión anterior, que aceptan el paquete bomba ante el fracaso absoluto de quienes fueron buenos para exigir, pero inútiles para resolver.

 

Zamora en Los Cármenes, en la primera página de Ideal

 Final trágico 

Pero el Recreativo de Granada está herido de muerte. Apenas los cuatro gestores pelean contra el descalabro económico y deportivo. Casi todos los jugadores han quedado libres, el entrenador no existe, en las arcas del club no hay dinero y, para colmo de males, hay una guerra civil a la vuelta de la esquina. 

El destino ha emparejado al Recreativo con la República. Nacieron casi el mismo día y fallecen abrumados el 18 de julio de 1936. Exactamente este día la gestora, los aficionados y la prensa dejaron de pensar en el Recreativo y en el fútbol. Había cosas más importantes que hacer como, por ejemplo, salvar la vida. 

Y a modo de trágico contrasentido, esta guerra cruenta de tres años salvó finalmente de la desaparición al Recreativo de Granada. La lucha fraticida hizo borrón y cuenta nueva y, cuando en 1939 se inició de nuevo la normalidad futbolística, nadie se acordaba de aquella ruina recreativista. 

Como el Ave Fénix, el club granadino surgió entonces de sus cenizas hacia uno de los periodos más brillantes de su historia. 

 

 

LA PEQUEÑA HISTORIA DE LA TEMPORADA 1935-36

 

* Hace falta dinero y hay que buscar sistemas para conseguirlo. Por ejemplo, una rifa con premio novedoso. A partir del 20 de agosto se venden los boletos para optar a un premio consistente en ¡viajar con el equipo en los desplazamientos, con todos los gastos pagados! 

* Futbolista italiano a prueba en el Recreativo. Lo manda el hermano del entrenador y se llama Angelo Bianchi. Probado en varios partidos del Campeonato Superregional, se vio que era una mole pesada y se le devolvió a su Venecia natal. Intento fallido pues. 

* Lippo Hertza insistió con extranjeros y recomendó cálidamente el fichaje de su compatriota, el húngaro Bukzzasy. Procedía nada menos que del Real Madrid y estuvo en Granada desde el 16 de noviembre de 1935 hasta el 22 de febrero de 1936. Jugó en total 11 partidos y la verdad es que no convenció a nadie. Era un buen jugador, pero quizás demasiado pasado de años.

 

Granada 0 Betis 0 en la jornada 5 del Superregional 

* Elogio inusitado en aquella época e incluso ahora. El secretario técnico del Mirandilla de Cádiz declara el 13 de septiembre en el “Diario de Cádiz” que “el público granadino es buenísimo. Fue cortés y aplaudió a los nuestros cuando se lo merecieron. ¡Pocos públicos habrá en España como el de Granada!” 

* Los amistosos suben de categoría. El 1 de noviembre llega a los Cármenes el Real Madrid con Ricardo Zamora en su puerta. Empate a uno y algunos veteranos recuerdan que el legendario guardameta ya jugó en Granada hace 12 años cuando defendía los colores del Español de Barcelona. Esta temporada de 1935-36 será la última que dispute el que fue mejor portero español de todos los tiempos. 

* ¡Escándalo en Murcia! Es el 15 de diciembre de 1935 y el conjunto murciano derrota por 2-1 al Recreativo. La crónica de “Ideal”, aparecida el martes día 17, parece más apropiada para las páginas de sucesos en lugar de las deportivas. Se dice que el defensa Carreras está hospitalizado con peligro de peritonitis, como consecuencia de una patada alevosa en el vientre. Que al húngaro Bukzzasy le han partido la lengua y el interior Gros ha perdido un diente. 

Tres días después el directivo del Murcia Guillamón escribe al periódico granadino desmintiendo toda la información e insistiendo especialmente en que la lesión de Carreras fue leve y fortuita. El directivo murciano tenía toda la razón porque la crónica fue una retahíla de exageraciones. Incluso el reconocimiento de la mentira se afianza con el hecho indiscutible de que los once recreativistas repitieron alineación una semana después en los Cármenes, incluyendo a los “medio muertos”, Carreras, Gros y Bukzzasy.

* Pero el daño estaba hecho y en la siguiente visita del Real Murcia a Granada los pimentoneros son recibidos con los gritos de rigor. La mayor rociada se la llevó el portero Elzo que, cuando iban 15 minutos de juego, perdió los nervios, saltó a la grada y la emprendió a golpes con uno de los insultantes. Naturalmente fue expulsado y el Murcia, que ya tenía un gol en contra, encajó otros dos más. Recuerden que no existía el portero suplente y si un guardameta se lesionaba o era expulsado, otro de sus compañeros de campo recogía su jersey y ocupaba el puesto, generalmente de mala manera. 

* Algo parecido le había ocurrido a los granadinos en esta misma temporada. Fue el 26 de enero contra el Levante en Valencia. El árbitro Ferragut había expulsado a Carreras y el partido estaba empatado a uno cuando el meta Rodrigo se lesionó. Se tuvo que retirar y Antonio Bombillar, improvisado portero, encajó dos nuevos goles que dieron la victoria a los valencianos por 3-1. 

* El 12 de abril de 1936 viene el Cartagena en uno de los últimos amistosos de la temporada. El entrenador a prueba, José Planas, debuta con éxito e incluso juega en el segundo tiempo. 

* El 19 de abril, durante otro amistoso en los Cármenes, el Recreativo se destapa con una goleada incomparable. Nada menos que 14–0, es la victoria contra el Algeciras. 

*  El 12 de junio se jugó un amistoso en los Cármenes que ganaron los locales al Sevilla, por tres a cero. Nadie sospechaba que era el último partido del Recreativo, oficial o amistoso, hasta dentro de tres años, exactamente hasta el 17 de septiembre de 1939. 

* La salida de los jugadores profesionales del Recreativo fue noticia de uno y otro día en el mes de junio de 1936. Tabales, descontento con su situación de suplente, compró su libertad. Dos pilares del equipo, como Rodrigo y Victorio, recibieron su baja y cuando le ocurre igual al bravo defensa Carreras, titular indiscutido durante tres temporadas, en el diario “La Publicidad” se pide, por primera vez, un homenaje a un jugador del Recreativo. La idea fue bien aceptada pero la guerra impidió llevarla a cabo.


 

Eufrasio Martínez, Martinenc de alias

 

 LOS QUE HICIERON HISTORIA EN EL GRANADA C.F.

 

Eufrasio Martínez Martínez, “Martinenc” 

Nació en el pueblo jiennense de Cambil el año 1898. Muy joven se trasladó a Granada, en cuya Universidad estudió Derecho, en cuyo Ayuntamiento trabajó como funcionario, en cuya prensa escribió y en cuyo suelo murió. 

Fue periodista deportivo en “El Defensor de Granada” y apasionado hincha del Recreativo, al que apoyó desde antes de nacer, acompañó en muchos viajes y defendió en crónicas apasionadas que muchas veces eran feroces diatribas contra los contrarios y, sobre todo, contra los aficionados de Jaén, Andújar y Málaga. 

José Cuéllar, el sempiterno secretario administrativo del Granada, que le conoció personalmente, me contó que Eufrasio era un hombre “con mucha chispa, liberal, mujeriego, enamoradizo, aficionado a los toros y casado con una mujer guapísima”. Esta guapísima mujer se llamaba Estela Comba López-Grande y falleció en Granada el 9 de noviembre de 1936, tras ser detenida y acusada de ser la esposa de un periodista de izquierdas. Tuvieron al menos una hija que se fue a México después de la guerra civil y allí se casó y creó una familia. 

Siguiendo la moda de la época, Eufrasio Martínez firmaba sus crónicas periodísticas con el sobrenombre de “Martinenc” desde que, al comienzo de los años 20, empezó a colaborar en “El Defensor”. Consiguió que su periódico le dedicara mucho espacio al fútbol, donde vertió su genio, su afición, sus filias y sus fobias. Evidentemente fue un cronista polémico y subjetivo que trató con guante blanco a quienes él consideraba que le hacían bien al Recreativo, en el campo o en los despachos. Por eso uno de sus favoritos fue Ricardo Martín Campos, al que dedicó uno de sus últimos artículos, aparecido en la revista “Granada Gráfica” en mayo de 1936. 

- “Como la roca Tarpeya, el excelente deportista Ricardo Martín Campos ha sido el refugio de la afición granadina ante el marasmo provocado por la desastrosa actuación del Recreativo en la temporada que finaliza y que culminó en franca bancarrota económica”. 

Eufrasio Martínez entró desde el principio en la vorágine de la guerra, aunque momentáneamente se salvó de la muerte violenta que acabó con la vida del director de su periódico en julio de 1936. Eufrasio venía de la fallida Olimpiada Popular de Barcelona junto a varios de los seleccionados granadinos, como Manolo Ibáñez, el ex futbolista Eloy y el ciclista Bailón, entre otros. El 18 de julio le sorprendió en la pensión Gredos de Madrid, a mitad del viaje de vuelta a Granada. Muchos de aquellos deportistas, con Eufrasio entre ellos, se incorporaron desde Madrid a distintas unidades del ejército republicano. Eufrasio Martínez ascendió enseguida a teniente y fue destinado al frente de Granada en la zona de la sierra de Lújar. Por allí anduvo hasta que el 31 de agosto de 1937 falleció en acción de guerra. José Cuéllar lo recordaba perfectamente. 

- “Murió con mucha dignidad. Se había presentado voluntario a la operación en la que fue herido. Me lo contó el que entonces era su capitán, Ignacio Martín, y me aseguró que Eufrasio murió pensando en la pensión que le quedaría a su hija”. 

Martinenc fue enterrado en Albuñol, con los honores militares correspondientes a su cargo. Era teniente y había dejado de ser periodista porque su periódico de siempre, “El Defensor”, fue violentamente cerrado el 20 de julio de 1936 y su director, Constantino Ruiz Carnero, alevosamente asesinado por la culata de un fusil que le golpeó y le hundió las gafas en la frente. 

La saga deportiva de Eufrasio tuvo su continuidad en la Granada que tanto amó. Su sobrino Antonio Martínez Maldonado fue durante muchas temporadas un excelente árbitro y la persona que tanto me ayudó en julio de 1985 para escribir un pequeño homenaje periodístico a su tío, el destacado pionero de la crítica deportiva en Granada y defensor a ultranza de aquel Recreativo que contribuyó personalmente a fundar y a crecer.

 





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