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miércoles, 12 de marzo de 2025

11 HISTORIA DEL GRANADA CF. Temporada 1942-43

 

HISTORIA DEL GRANADA C.F.


Capitulo 11

Temporada 1942-43

 

De pie: Pérez, Marín, Millán, Mas, Nicola y Leal; agachados: Sierra, Conde, Trompi, González y Maside, ganaron 3-1 al Celta

 

 

 

SALVADOS EN LA PROMOCIÓN

 


Continuidad asegurada y esperanzas renacidas. La buena temporada del debut en 1ª división permite mantener directiva, entrenador y gran parte de los jugadores. Sólo hay un nubarrón en el horizonte que amenaza tormenta en el futuro; el déficit es de 350.000 pesetas. Pero son momentos de euforia y casi nadie piensa en economía. 

 

Lo que se mantiene 

Es evidente que se necesita un portero de garantía para sustituir al añorado Alberty. Y parece que la solución está en casa, en el joven Martí, del Mataró, que ya se ha recuperado de sus males y entrena desde el primer día con los ya conocidos Floro y Pérez. 

La defensa no hay que tocarla con la continuidad de Millán, González y Alejandro. Benítez se va y le sustituye un joven  y desconocido Camoto.

    La línea se mantiene prácticamente igual con Sosa, Bonet, Sierra, Conde y Maside. Las bajas de Fernández y el granadino Cepillo se cubren con las altas de Neira y Mújica. 

 

Y lo que se va 

Pero el problema gravísimo es el desmantelamiento de la delantera que tantas alegrías dio la pasada temporada. Es natural que el cedido César, libre ya del servicio militar que le ataba a Granada, sea reclamado por el Barcelona. Su excepcional actuación no ha pasado desapercibida y en el Barcelona seguirá demostrando su clase excepcional por muchos años, con numerosas apariciones en la selección española. Su marcha entra dentro de lo inevitable y para sustituirle a él y a Cholín, que se retira definitivamente, vienen dos delanteros centros; Nicola del Ferrol y Uría del Murcia, que darán un rendimiento muy distinto. Nicola, aunque no llegaba a la categoría de César, dio un buen rendimiento y marcó muchos goles mientras que Uría dio lugar a uno de los mas curiosos “casos” de la historia del Granada (ver la pequeña historia).

Pero la catástrofe que rompió la delantera y provocó un notorio descenso en el rendimiento del equipo es la inexplicable marcha del ala izquierda de la delantera. La de Bachiller y Liz. Y no fue por traspaso que no se llevaban tanto en aquella época. Simplemente acabaron su contrato y no renovaron. El Gijón, que militaba en 2ª división, les pagó más de lo que el Granada les ofrecía y ambos hicieron sus maletas y se fueron a seguir triunfando en otro equipo; Bachiller incluso se casó y se quedó para siempre en tierras asturianas, mientras que Liz acabó volviendo a Cádiz y durante bastantes temporadas fue secretario técnico del club gaditano. 

Para sustituirle vino Paco Mas, excelente extremo izquierda del Español de Barcelona, que haría una larguísima carrera en el Granada, como jugador primero y como técnico e incluso directivo a la fuerza. Con él llegó desde el Mallorca el interior Leal, un jugador muy distinto a Bachiller, más finalizador que organizador y más contundente que hábil. También vino otro extremo, Aparicio, y un granadino llamado Martín que estaba en Alicante, que no llegó a debutar en partido oficial. 

 

La Liga 

La primera en la frente. Primer partido en casa y primera derrota; Granada 1, Coruña 2. Defraudan los debutantes Martí y Uría, luchando con el recuerdo de Alberty y César y el ala izquierda integrada por Conde y Muñoz, hace añorar con fuerza a Bachiller y Liz. 

Pero todo cambia una semana después; en Zaragoza se gana por 2-3 con goles del viejo Marín y los nuevos Nicola y Leal. Conde se afianza en la media y Paco Bru ensaya con el defensa Alejandro de extremo izquierda en espera de que pueda jugar Paco Mas. 

Y Paco Mas debuta en la tercera jornada, marca uno de los seis goles que encaja el Betis en los Cármenes y tanto Nicola como Leal hacen soñar a todos con dos tantos cada uno.

 

Reportaje de Marca sobre el At. Aviación 7 Granada 1 en Vallecas

 

Paliza en Madrid 

Todo se desmorona en la visita al campo de Vallecas donde el Atlético Aviación estaba en sus horas más bajas, con el farolillo rojo y cero puntos. Era la sexta jornada y los granadinos recibieron una dura paliza de siete goles en una horrible tarde del meta canario Pérez que saldrá del equipo hasta la jornada 21, junto a José Manuel González y Maside. 

Al defensa le costará un mundo volver a la titularidad y Maside solo volvió a jugar un partido con el Granada ¡y qué partido! Fue el 7 de febrero de 1943 y el Celta ganó por 8-3 cuando Floro, tras recibir cinco tantos, se lesionó y fue sustituido por el defensa González, que encajó los otros tres. Recuerden que no había suplentes en el banquillo y si se lesionaba o era expulsado el portero un jugador de campo tenía que ponerse el jersey y colocarse bajo los palos. 

Algunos pensaron que el entrenador Paco Bru tenía buena parte de culpa en el desaguisado. Eduardo Teus, famoso crítico y también seleccionador nacional, le acusó abiertamente de jugar un increíble fútbol de ataque “dejando siempre vendido a Millán frente a los cinco delanteros contrarios”. 

 

Final de infarto 

Se llega a las dos últimas jornadas de la Liga con el Granada en puesto de promoción de descenso. Con los lugares de descenso ocupados irremisiblemente por el Zaragoza y el Betis el Granada necesita dejar el puesto 12º de una lista de 14 equipos. Para ello hay que derrotar al Madrid en Chamartín y vencer al Barcelona en Los Cármenes. 

A punto se estuvo de rozar la proeza, pero el empate a dos en Madrid no bastó. Paco Bru había encontrado en esos partidos postreros un equipo distinto pero efectivo que integraban Pérez, Millán y González. Una media rara con Neira, Conde y Sierra y una delantera más rara aún, donde estaban Marín, Trompi, Nicola, Sosa y Aparicio. Eduardo Teus escribió esta vez que el Granada defendió a fondo y que Marin y Trompi forman una pareja que borda el fútbol. Y era verdad. 

Tras el empate de Madrid la salvación era casi imposible y exigía una derrota del Madrid en Valencia y una victoria del Granada en Granada. Pero el Madrid empato y se salvó (si, si, era el equipo que peleaba con el Granada para no disputar la promoción) y los granadinos perdieron en los Cármenes ante el Barça con un disputado tanteo de dos a tres. La promoción nos esperaba.

 

Paco Bru, que repetía como míster del equipo, entrenando al guardameta Pérez enfundado en su camisola rojiblanca

 

La Promoción 

Paco Bru siguió confiando en los hombres que habían jugado las últimas cuatro jornadas de Liga. Solo cambió a Neira por Conde para sacar un once integrado por: Pérez, Millán, González; Sosa, Bonet, Sierra¸ Marín Trompi, Nicola, Conde y Aparicio. 

Arbitró Villalta y todo fue a las mil maravillas en el Estadio de Les Corts barcelonés. El rival era el Valladolid y la verdad es que apenas se hizo notar en el campo. Dos goles de Nicola y un plácido 2-0 muy lejos de los nervios y los fallos. Se impuso la experiencia y el Granada pudo seguir disfrutando de su status primer divisionista.

Tanto que muchos pensaron que el torneo de Copa que se iniciaba la semana siguiente podría ser un éxito para el equipo. El rival era el Ceuta y el primer partido a jugar en tierras de allende el estrecho. Bru dispuso los mismos once triunfadores en la promoción que se las prometían muy felices. Pero los ceutíes se impusieron con un rotundo 5-0 que fue imposible remontar una semana después en los Cármenes pese a marcar tres goles por cero del Ceuta.

        Eliminados a la primera, pero alguien se dio cuenta de que el Ceuta tenia un estupendo medio centro. Era canario se llamaba Melito y en enero de 1944 fichaba por el Granada. 

Poco después Paco Bru se va. Ha terminado su contrato de dos años y no lo renueva. Sorprendentemente le sustituye el que había sido técnico del Valladolid en el partido de promoción, Esteban Platko.

 

Nicola, primero por la izquierda, marcó los dos goles rojiblancos en Les Corts con los que conservar la categoría frente al Valledolid. Le acompañan Aparicio y Sosa

 

  

LA PEQUEÑA HISTORIA DE LA TEMPORADA 1942-43

 

* La pasada temporada hubo tres granadinos en las filas del Granada. Pepe Millán siguió muchos años más pero los otros dos; el lesionado Cepillo y Antonio Carmona recibieron la baja. En compensación se trajo a un granadino que jugaba en el Alicante, se llamaba Martín y ni llegó a debutar con el Granada. 

* A final de octubre de 1942 se conoce el cáncer terminal del ex entrenador Victoriano Santos. Los jugadores del Granada, muchos de los cuales fueron compañeros del enfermo, deciden entregarle la mitad de la prima ganada por el triunfo (3-1) ante el Celta. La otra mitad se la donan también a su compañero Muñoz que ha sido baja en la plantilla tras jugar un solo encuentro esta temporada, y se ha incorporado a la Electromecánica de Córdoba, como entrenador. El 28 de febrero de 1943 moría Victoriano Santos. 

* El 17 de enero de 1943 empata el Zaragoza en los Cármenes. Los maños van muy mal clasificados y el empate duele profundamente. Se buscan culpables y sale a relucir la “vida alegre” de algunos componentes de la plantilla. La directiva se planta y acuerda multar a todos y “vigilar” estrechamente la vida privada.

        La semana siguiente se gana en Sevilla al Betis, se levantan las sanciones y la severa vigilancia se resquebraja de nuevo. 

*  Había ganas de revancha con el Atlético Aviación tras el 7-1 de la primera vuelta en Madrid. El 14 de febrero se le derrota por 3-1 en los Cármenes con mal arbitraje de Tamarit que es abroncado. El club acuerda una prima de 300 pesetas por cabeza a los ganadores y la Federación sanciona al Granada con 500 pesetas por arrojar almohadillas al campo.¡Cara victoria aquella! 

* La derrota por 7-1 del uno de noviembre ante el Atlético Aviación se debió especialmente a las tremendas “cantadas” del meta Pérez. José Manuel González no se cortó un pelo para cargar las culpas a quien las tenía.

        - “Creo que el público nos ha visto jugar y será el primero en juzgarnos. La realidad de hoy es bastante desagradable. Pero lo cierto es que una mala actuación del portero ha servido para que el Atlético acuse una sensación de superioridad que en el campo no ha existido”. 

* De aquella derrota hubo quien sacó elogios. Los que en “Marca” dedicaron al presidente del Granada, Ricardo Martín Campos.

        - “A mí un equipo que con uno, dos tres, cuatro cinco, seis, siete goles en contra, acabe el partido atacando es que me roba el corazón… Por eso ¡viva el Granada! Y usted que lo vea don Ricardo, que usted lo vea… como usted querría verlo. Alto y hermoso como el Generalife.” 

*  Leal, el jugador que se fichó para sustituir a bachiller no dio el resultado apetecido. Después de perder por 8-3 contra el Celta algún iluminado pensó que la solución estaba en “refichar” al veteranísimo Gaspar Rubio que tres años antes había apurado sus últimas fuerzas para ser factor importante en el Recreativo de 1939-40. En su reaparición el “rey” Gaspar marcó un gol y todo. Fue el canto del cisne y después de tres partidos casi arrastrándose por el campo todos estuvieron de acuerdo, incluido el propio jugador, que lo más digno era retirarse ante la absoluta imposibilidad de resistir noventa minutos de juego. Más tarde regresaría a Granada, pero en calidad de entrenador.

 

El gran Gaspar Rubio volvió al Granada, pero le pesaban ya mucho los años y sólo jugó tres partidos 

*  El partido de promoción contra el Valladolid en Barcelona atrajo a muchos jugadores barcelonistas. Entre ellos no podía faltar César que ya estaba en el Barça pero que apenas jugaba. Por eso dijo a “Ideal” que…

    - “Si la próxima temporada no juego en el Granada me retiro del fútbol.”

        Como sabemos, no jugó en el Granada y continuó bastantes temporadas en el Barcelona enhebrando triunfos. Pero lo cierto es que César siempre guardó un imborrable recuerdo y cariño de Granada. Y los granadinos de César; un indiscutible en el once ideal de todos los tiempos. 

* Millán y González son noticia, por una vez, en las páginas de sociedad. El defensa granadino se casa con Carmen González Rejón y el zaguero madrileño, que estaba casado con Blanquita López, tiene su primer hijo, un niño con cara de futuro futbolista y catedrático de Cristalografía, que se llamará José Manuel como su padre.

 

 

El Granada derrota al Sevilla de los “stukas” 4-3 y pone a tiro la permanencia. Forman: Conde, González, Aparicio, Millán, Pérez, Nicola; agachados: Neira, Trompi, Sosa, Sierra y Marín 

 

UN PARTIDO PARA EL RECUERDO

 

Granada 1, Deportivo de la Coruña 2 

 27 de septiembre de 1942

Campo de los Cármenes

Campeonato de Liga de 1ª división. 1ª jornada

Árbitro: Villalta

 

Alineación del Granada

(Con el sistema 1-2-3-5)

Martí

Millán, González

Maside, Bonet, Sierra

Marín, Trompi, Uría, Conde y Muñoz

Entrenador; Paco Bru

Presidente; Ricardo Martín Campos

 

Alineación del Deportivo de la Coruña

(Con el sistema 1-2-3-5)

Acuña

Pedrito, Portugués

Molaz, Bienzobas, Reboredo

Guimaraes, Caballero, Paquirri, Cuca, Chao

 

Los goles 

0-1.         Min. 24. Paquirri

0-2.         Min. 28. Bienzobas de tiro directo

1-2.     Min. 35. Trompi en jugada personal 

 

La crónica 

-“Creemos que nunca se ha dado el caso dado el domingo en los Cármenes de salir del terreno de juego un jugador sin lesión que lo justificase, con la aprobación del público, y preferir un equipo voluntariamente quedarse con diez jugadores, que la actuación del compañero sólo apta para estorbar y desmoralizar al resto. Quienes no presenciaron el encuentro difícilmente podrán imaginar una actuación tan nula por calidad de juego y tan desaprensiva por conducta personal.” 

Todo esto lo escribió Rafael Fernández de Burgos en su crónica del partido en “Ideal”. Y añadió este párrafo condenatorio. 

- “Muy difícil será a Uría rehabilitarse ante la afición granadina. No tuvo el pudor de fingir una lesión para retirarse, sino que permaneció casi hasta el final del partido en el terreno de juego con el aparente propósito de demostrar al público que no jugaba porque no quería.”

Lo tremendo de este hecho no es que ariete vasco Severiano Uría jugase mal, fallase goles cantados o no se entendiera con sus compañeros. El caso de Uría, nunca bien aclarado, fue algo insólito en los anales del fútbol. 

Desde el primer minuto deambuló por el campo sin orden ni concierto y sin atender al juego. Cuando se tropezaba por casualidad con el balón era para darle de cualquier forma y en cualquier dirección, incluyendo la de su propia meta. El público no salía de su asombro, silencioso y expectante primero, ruidoso y chillón después, aumentando si cabe la apatía del jugador. 

Dicen que, en el descanso, Paco Bru le abroncó a conciencia mientras el silencioso Uría se tomaba un café con una copa de coñac (el habitual “estimulante” de la época). 

Como no existía la posibilidad de cambiarlo por otro, el entrenador decidió ubicarlo en el flanco derecho del ataque para que al menos no estorbara. Y cuando Bru llegó, con el público, al límite de su indignación le ordenó retirarse del campo dejando al equipo con diez hombres.

 

El “amnésico” Uría, o el hombre adoquín

 

Con el asombro por lo que estaba presenciando, la afición casi se olvidó de la derrota ante el Coruña. Al final del partido Uría no regresó al hotel donde se alojaba con otros compañeros. Se fue a cenar a un bar y luego se perdió por las calles granadinas hasta muy tarde. El lunes no salió de su cuarto y el martes respondió a la llamada del club para comunicarle la sanción de 15 días de sueldo y el inicio de un expediente federativo para rescindirle el contrato. 

Un periódico de Murcia, de donde procedía el jugador, recogió la carta de Uría a un amigo donde narraba su versión de lo ocurrido. 

- “Parecía como si el terreno estuviera enfangado y los pies se me clavaran. No podía materialmente moverme. Ni siquiera oía los gritos del público. Fue sin duda un fuerte ataque de nervios, pero la afición no puede entender esto.” 

El problema es que tampoco lo entendió el doctor Tamayo que diagnosticó un posible ataque de amnesia. 

Actualmente este caso hubiera alcanzado altas cotas de escándalo. En 1942 pasó silenciosamente sin que hubiera una investigación seria. Uría, tras unos días de “descanso” apartado del equipo, volvió a los entrenamientos con absoluta normalidad e incluso reapareció en la jornada octava, dos meses después de su extraño “caso”. Fue en el encuentro disputado por el Granada en Oviedo donde se perdió por 4-2 y Uría pasó desapercibido, alineado en su posición habitual de delantero centro. 

Al final de temporada se fue del Granada y siguió su vida deportiva en otros equipos. Y no tenemos noticias de que se le repitiera el ataque de amnesia.

 

César, uno de los mejores delanteros del Granada CF en toda su historia 

LOS QUE HICIERON HISTORIA EN EL GRANADA C.F.

 

 

César Rodríguez Álvarez 

Nació en León el 26 de junio de 1920, se llamaba César Rodríguez Álvarez y llegó a Granada por culpa del servicio militar que en aquellos tiempos era largo, tedioso e inevitable. Era un futbolista excepcional que el Barcelona se había llevado desde el equipo del Frente de Juventudes de León y que apenas conocían en la capital catalana. 

Al incorporarse al Ejército fue destinado a Granada y cedido inmediatamente al Granada, que entonces militaba en 2ª división y estaba a punto de disputar la liguilla de ascenso a Primera. 

El 22 de marzo de 1941 debutaba César con el Granada sustituyendo al lesionado Cholín en el eje del ataque. A partir de ese momento fue titular indiscutible hasta el final de temporada 1942-43 cuando el Barcelona le reclamó tras una triunfal campaña en 1ª división..

César era el centro de aquella delantera de ensueño integrada por Marín, Trompi, César, Bachiller y Liz. Su vena goleadora se puso de manifiesto muchas veces con verdaderas cumbres como los seis goles al Castellón en un partido o la serie de 10 tantos en cinco partidos entre el 30 de noviembre de 1941 y el 12 de enero de 1942. 

Aquel recluta de 20 años cayó de pie en Granada. Su fútbol alegre de gran calidad, su facilidad goleadora y su simpatía personal fueron auténtica magia para ganarse el fervor de aquellos aficionados que tenían tantos ídolos para elegir como los dedos de ambas manos. Cuando Floro, Millán y González ocupaban lugares de privilegio en la alineación y el cariño de los granadinos, César, en su escasa temporada y media en el Granada supo ganarse un lugar de preferente en el fervor de la hinchada e incluso conservarlo como se puso de manifiesto cada vez que vino a los Cármenes como jugador azulgrana. Fue la suya una larga y brillante carrera de 15 temporadas en el Barça, con cinco títulos de Liga y tres de Copa y el Pichichi de 1948-49, además de 12 partidos con el equipo nacional español. 

Ya en las postrimerías de su carrera volvió a la Cultural Leonesa en 1955, cuando este equipo consiguió su único ascenso a Primera. De allí pasó al Elche de 3ª división en calidad de jugador y entrenador, frisando ya los 40 años, y en un par de temporadas le llevó a la 1ª división. Luego entrenó al Zaragoza y el Barcelona hasta que le llegó el momento de la retirada definitiva y su fallecimiento en 1995. Varias veces se habló de la posibilidad de entrenar al Granada, pero, por unas u otras causas, nunca se hizo efectiva.








10 HISTORIA DEL GRANADA CF. Temporada 1941-42

 

HISTORIA DEL GRANADA C.F.


Capítulo 10

Temporada 1941-42

 

 La primera alineación del Granada CF en máxima categoría. 28 de septiembre de 1941: Marín, Maside, Floro, Bonet, César, Cholín y Liz; agachados: González, Sierra, Trompi y Millán. Granada 1 Celta 1

 

 

LA PRIMERA EN PRIMERA

 

 

Lo primero para la primera temporada en primera división fue buscar un entrenador de prestigio y experiencia en la categoría. De nuevo el dúo Martín Campos-Cristiá dio en el blanco de la diana y se trajeron a todo un personaje. Se llamaba Paco Bru, había sido entrenador del Real Madrid. Entrenaba con la corbata puesta y un puro en la boca. Martín Campos le ofreció fichar por dos temporadas (caso poco repetido en la historia del Granada) por 25.000 pesetas de prima de fichaje y 1.500 de sueldo mensual. 

 

La búsqueda de un portero 

Con Paco Bru al frente del equipo faltaba rellenar los puestos débiles y mantener el grueso de la plantilla que tan brillante papel había desempañado en la pasada temporada. 

Todos de acuerdo en que hacía falta un buen portero junto a Floro. Se buscó uno joven y con porvenir, el catalán Martí, procedente del Mataró. Fichó y enfermó gravemente por lo que no pudo incorporarse hasta el mes de abril con lo que prácticamente no figuró en toda la temporada. Se pensó en otro absolutamente desconocido que respondía al nombre de Sierra pero que no llegó ni a jugar un partido. 

Y entonces fichó el húngaro Alberty para debutar el 30 de noviembre de 1941. Fue amor a primera vista, se incorporó para jugar contra el Oviedo casi al final de la primera vuelta y jugó 14 partidos seguidos, hasta el disputado precisamente contra el Oviedo, en la segunda vuelta. Y entonces enfermó y se murió. En la sección de “los que hicieron historia” abordaremos su figura y su caso tan peculiar. 

Su trágica desaparición obligó a salir a la búsqueda de otro guardameta con toda urgencia porque Floro pasaba por una manifiesta baja forma. El elegido fue el canario Pérez que venía del Hércules de Alicante e incluso había sido internacional con la selección española un año antes. En Granada jugó los últimos seis partidos oficiales de la temporada, todos de Copa, y dio una de cal y varias de arena.

 

Reformas en la línea media 

Se pensó que Maside, uno de los fijos la pasada temporada, tenía mucho pundonor, pero quizás le faltaba algo para ser titular en Primera. Se encontró otra “perla” entre los suplentes del Real Madrid, Sierra, que se reveló en el Granada como un veloz y cumplidor medio izquierdo, pasando el canario y polivalente Sosa a la parte derecha siempre con Bonet, viviendo una segunda juventud y el apoyo de Conde, en el vital puesto de medio centro. 

En la defensa hubo que buscar un posible recambio para los titulares Millán y González. Siguió el veterano Benítez y llegó otro veterano, que jugaba con boina, se llamaba Alejandro y venía rebotado del Atlético Aviación.

 

Granada 3 Real Sociedad 1, 25 de enero de 1942. Forman: Sosa, Alejandro, Alberty, Bonet, Conde, Liz, Bachiller y César; agachados: Millán, Trompi y Marín 

 

Una delantera de ensueño 

César ya se había incorporado al final de la pasada temporada y era una baza segura para la posición de delantero centro con el veterano Cholín en la recámara. César fue una de las grandes revelaciones de la Liga, quedando segundo en la clasificación de goleadores de la Liga, lo que luego se llamaría Trofeo Pichichi. 

Trompi, Bachiller y Liz eran fijos y solo quedaba por cubrir la posición de extremo derecho dado que Guijarro y Gárate no se consideraban con categoría para cubrir la zona. Y del Real Madrid vino también el veteranísimo Luis Marín que rejuveneció en Granada nada menos que durante cinco magnificas temporadas. Así se conformó una delantera de ensueño; Marín, Trompi, César, Bachiller y Liz, cuya fama puede compararse a otros quintetos de la época como los valencianos Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza o los sevillanos López, Torrontegui, Campanal, Raimundo y Berrocal. 

 

Una liga en tres fases 

El Campeonato de Liga tuvo tres fases muy definidas para el Granada. En las nueve primeras jornadas, con Floro en la portería, solo se le ganó al también ascendido Coruña y en la octava jornada. En los Cármenes empató el Celta en el partido inaugural y ganaron Valencia y Athletic de Bilbao. 

La segunda fase, a partir de la incorporación de Alberty, dura diez partidos en los que el conjunto se afianza, la puerta no es tan vulnerable, aunque se pierde en casa con el Atlético Aviación, se logran dos empates fuera (Celta y Español), las goleadas al Oviedo (ver la sección un partido para el recuerdo) y al Hércules, y un triunfo sobre el Madrid. Es el momento en que César se destapa y marca 10 goles en seis partidos consecutivos.

La tercera fase son las siete últimas jornadas de Liga que se inician con el sorprendente 6-0 al Barcelona, el triunfo por 1-4 en La Coruña (primera victoria fuera de casa en 1ª división), dos partidos más ganados en casa (Castellón y Español), un empate en Alicante y una sola derrota, en Oviedo. En las tres jornadas finales Floro vuelve de nuevo a la puerta, tras la muerte de Alberty y a la espera de la llegada de Pérez. 

El Granada termina en 10ª posición, de 14 equipos, y se mantiene muy dignamente en la categoría.

 

En la jornada anterior en Los Cármenes el Oviedo se llevó ocho goles. En ésta, 14 de diciembre de 1941, es el Alicante (el Hércules) el que recibe siete. Sosa, Bachiller, Liz, Bonet, Alberty, Trompi y Benítez; con Marín, Sierra, César y González

 

La Copa 

La Copa estuvo a punto de ser un éxito. El Granada disputó tres eliminatorias. En la primera eliminó al Málaga (que ya no era Malacitano) con dos victorias. En la segunda, ante el Oviedo, empate en Buenavista y victoria en los Cármenes. 

Y a la tercera va la vencida porque toca enfrentarse al campeón de Liga, al sensacional Valencia que cuenta con uno de los mejores onces de su historia. El que forman Eizaguirre, Álvaro, Juan Ramón; Bertolí, Iturraspe, Lelé; Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza. En los Cármenes se gana por 3-1 y la ilusión se desboca para caer dolorosamente el 31 de mayo con un aplastante 5-0 recibido en Mestalla. 

A destacar la presencia de Antonio Conde titular desde el 8 de febrero en las últimas siete jornadas de Liga y las seis de Copa, alternando puestos en la media y el ataque, y la ausencia por lesión de Camilo Liz que en los tres últimos partidos de Copa dejó su puesto de extremo izquierda al casi inédito Muñoz. 

 

 

LA PEQUEÑA HISTORIA DE LA TEMPORADA 1941-42

*  El esperado debut del Granada en 1ª división no fue todo lo brillante que se deseaba. Fue el 28 de septiembre de 1941, ante el Celta de Vigo en los Cármenes. Jugaron aquel día histórico Floro, Millán, González; Maside, Bonet, Sierra; Marin, Trompi, Cholín, Cesar y Liz. Arbitró el famoso Ramón Melcón y el encuentro terminó con empate a uno y gol de César. Era el partido oficial 124 de los jugados por el Granada desde su fundación el 14 de abril de 1931. 

*  El caso del jugador valenciano Antonio Conde fue una verdadera pesadilla. Desde que el 2 de mayo de 1940 probó con el Granada y se iniciaron las gestiones para ficharle pasó un año y medio para que debutara oficialmente contra la Real Sociedad. A partir de entonces jugó todos los partidos menos uno ocupando distintos puestos de medio derecha, medio centro, delantero centro e interior izquierda. 

* En el libro de Julián García Candau, "El deporte en la guerra civil", se transcribe un testimonio contado por el propio Conde a García Candau. Por su relevancia lo incluyo entero. 

Dice el autor que Antonio Conde Aja, Conde II, fue jugador del Valencia antes de la guerra y durante la contienda jugó los partidos amistosos y las competiciones en que participó su club. Y que, cuando terminó el conflicto, fue uno de los jugadores que peor lo pasó. 

- Al acabar la guerra me acusaron de la incautación de un piso. Evidentemente yo era un hombre de izquierdas como mi compañero de línea, el asturiano Abdón. Molina, el tercer medio, en cambio, era falangista y fue de los que se alistó en la División Azul y murió allí. Sobre mis actividades como miliciano me adjudicaron hechos en los que no participé y la prueba es que no pudieron acusarme de nada grave, aunque lo intentaron. Lo cierto es que había otro Conde (su hermano) en el Gimnástico y me cargaron a mí todo lo que había hecho él. Estuve en la cárcel de San Miguel de los Reyes, salí y volví a jugar al fútbol, pero en el Hércules, y cuando llevaba allí unos meses me volvieron a encarcelar. Creí que el presidente del Valencia, el comandante Jiménez Buesa, al que hice algún favor, me iba a ayudar y no fue así. Finalmente, los dos años de suspensión los redujeron por una amnistía. No obstante, en la condena se hacía constar que estaba obligado al destierro y de ahí que, después de jugar en el Granada, (las temporadas 1941-42, 1942-43 y 1943-44) estuve un año en el Betis, (la temporada 1944-45) al cabo del cual regresé a Granada. En esta ciudad me quedé a vivir.

 

Antonio Conde Aja, represaliado por el franquismo por su pasado “rojo” 

*  Pedro Escartín fue el árbitro que certificó los seis goles que César Rodríguez hizo personalmente al Castellón. Fue el 22 de marzo de 1942 en los Cármenes y el Granada derrotó por 7-3 a los levantinos. El soldado cedido por el Barcelona maravilló a los granadinos y él respondió con similar cariño, demostrado siempre que tuvo ocasión. 

* Se empezó en esta temporada a clasificar a los equipos por el sistema de puntos positivos o negativos que costó hacer entender a los aficionados. El 23 de enero de 1942 en “Ideal” se intenta explicar cómo funciona la cosa y, según mis investigaciones, es la primera vez que un diario granadino se hace eco de esta novedad que luego sería tan corriente hasta que se decidió cambiar el sistema de puntos, dando tres en lugar de dos por partido ganado. Los puntos positivos se ganaban en campo contrario; dos por ganar y uno por empatar, y los negativos se acumulaban por perder en casa (dos) y por empatar (uno). Al final siempre coincidían la clasificación tradicional y la nueva. 

* El primer punto positivo conseguido por el Granada en 1ª división fue en San Sebastián ante la Real Sociedad. Sirvió para rebajar los tres negativos que se habían acumulado en la cuarta jornada de Liga. Pero los dos primeros positivos se ganaron con la victoria en Coruña ante el Deportivo, por 1-4, con tres goles de César y uno de Bachiller. 

* Creo que jamás ha tenido el Granada una delantera como la integrada por Marín, Trompi, César, Bachiller y Liz. Sus nombres suenan a leyenda, pero corresponden a hombres de notables condiciones técnicas. 

Marin, con sus facultades físicas disminuidas por la edad, tenía un exquisito toque de balón y un excelente olfato de gol. 

Trompi ha sido uno de los jugadores con más clase que ha tenido el Granada; pequeño, habilísimo con el balón en los pies, rápido, escurridizo y buen rematador. 

César era un monstruo ante la puerta contraria y, al mismo tiempo, un excelente estratega y organizador, fue el primer delantero centro de este tipo que tuvo el Granada acostumbrado a los arietes acometedores como Calderón y Cholín. 

Bachiller era el organizador del juego en el centro del campo, siempre escorado a la izquierda, ligeramente medroso y con una notable capacidad para enlazar y lanzar al extremo de su lado. 

Y ese extremo, que era Camilo Liz, volaba con el balón hasta la línea de fondo para, desde allí centrar hacia atrás balones envenenados para placer de sus compañeros rematadores. 

Estos cinco hombres consiguieron un extraordinario promedio de 2, 43 goles por partido sumando 78 goles en 32 encuentros, cifra que jamás ha sido superada hasta el momento presente por ninguno de sus herederos con la camiseta del Granada C.F.

 

Marín, Trompi, César, Bachiller y Liz, la mejor delantera granadinista de la historia
 

* Por eso en 14 de los 32 partidos de esta temporada, el Granada hizo tres o más goles, destacando los ocho al Oviedo, siete al Alicante y Castellón, seis al Barcelona, cuatro al Coruña (dos veces), Español, Málaga y Oviedo.

 * En esta temporada se dio el caso insólito de que José Manuel González dejó de ser titular por primera y única vez durante las 13 temporadas que defendió los colores rojiblancos. Empezó la Liga como titular, pero en la jornada 13 ya dejó su puesto a Alejandro y después apenas jugó cuatro partidos, tres de ellos en sustitución del lesionado Millán. Alejandro era un defensa veterano, duro y eficaz procedente del Atlético de Madrid y que jugaba con una boina que solo se quitaba en la ducha. 

 

 

Paco Bru, entrenador del Granada esta y la siguiente temporada

 

UN PARTIDO PARA EL RECUERDO

 

Granada 8, Oviedo 0

 

30 de noviembre de 1941

Campeonato de Liga de 1ª división. 10ª jornada

Campo de los Cármenes

Árbitro; Álvarez Corriols

 

Alineación del Granada

(Con el sistema 1-2-3-5)

Alberty

Millán, Benítez

Sosa, Bonet, Sierra

Marin, Trompi, César, Bachiller y Liz

 

Entrenador; Paco Bru

Presidente; Ricardo Martín Campos

 

Alineación del Oviedo

 

Florenza

Villita, Pena

Campos, Soladrero, Sirio

Antón, Zabala, Cuesta, Herrerita y Emilín

 

Los goles

1-0.         Min. 01. Bachiller a pase de César

2-0.         Min.15. César a pase de Sierra

3-0.         Min. 30. César de cabeza con fallo de Florenza

4-0.         Min. 44. Liz aprovechando un fallo colectivo en defensa

5-0.         Min. 46. Marín, de imponente cañonazo

6-0.         Min. 51. Trompi de tiro fantástico

7-0.         Min. 53. Bachiller a pase de César, calcando el primer gol

8-0.         Min. 88. Marín en tiro flojo y colocado desde la izquierda

 

El Granada CF 41-42 en cromos de colección

 

La crónica 

En el primer minuto llegó el primer gol como indicador elocuente de la facilidad atacante de los granadinos y endeblez defensiva de los ovetenses que ya sabían de goleadas en contra tras haber encajado diez en Sevilla, en la primera jornada de Liga. 

Fue casi al hacer el saque de centro. Marín corrió por su banda derecha y pasó en corto a Trompi presionado por Soladrero. En la disputa sale el balón rebotado a César que lo cede al desmarcado Bachiller, quien lo pone en el ángulo de la meta lejos del alcance de Florenza.

Luego vinieron siete goles más, cuatro en cada parte con especial recochineo en el comienzo de la segunda donde se encuadran tres tantos en ocho minutos. Es para desesperar y desmoralizar a cualquiera. 

Pero, aunque parezca mentira, la goleada no entusiasmó a Cecilio Cirre, que firma la crónica en el diario “Patria”. 

            Los titulares responden a la realidad: 

- “El Granada aplastó al Oviedo con un 8-0 concluyente” 

Y la explicación no requiere muchos circunloquios porque junto a la facilidad goleadora de cinco atacantes que se repartieron los tantos; Marin (2), Trompi (1), César (2), Bachiller (2), Liz (1), Cirre piensa que el mérito reside en la buena actuación de la línea media con Sosa, “que mejora día a día”, Bonet “que atraviesa su mejor momento” y Sierra “codicioso y rápido”. Sin olvidarse de Millán “seguro y seco en el despeje” y el debut de Alberty que “demostró experiencia, vista y una agilidad envidiable”. Le reprocha el cronista al portero húngaro “algunos desaciertos al principio” compensados ampliamente con “cinco intervenciones sensacionales”. 

Al único jugador granadino que no menciona Cirre es al defensa izquierdo Benítez, aquel sevillano que retiró a Peregrín y que ahora quema sus últimos cartuchos en el Granada.

Y del Oviedo apenas dice nada. El conjunto asturiano cuenta con destacados futbolistas como Soladrero, Antón, Herrerita, Emilín, Pena y Sirio pero todavía no han logrado superar la “temporada sabática” anterior autorizada por la Federación Española que les guardó el sitio en 1ª división mientras reparaban los enormes daños sufridos por su terreno de juego en la pasada guerra civil. 

En cambio, sí aprovecha el cronista de “Patria” para deslizar una afilada censura dirigida no se sabe a cual jugador granadino. Deja caer Cirre: 

-“Es preciso que nadie se lo crea y que todos se dediquen a jugar en serio, dejando a un lado la palabra fenómeno”. 

Y añade que para ello es necesario que los jugadores “hagan una vida higiénica y totalmente deportiva”. 

Parece ser que algunos miembros de la plantilla no hacían el tipo de vida adecuado. Y el asunto tiene mérito porque para “salir” y divertirse en aquella Granada de 1941 no existían muchas tentaciones ni el sueldo de los jugadores daba para muchos despilfarros. 

¿A quien querría referirse Cecilio Cirre en aquel periódico del martes 2 de octubre de 1941?

 

 

Alberty, el húngaro volador en sus tiempos del Real Madrid

 

LOS QUE HICIERON HISTORIA EN EL GRANADA C.F.


Gyula Alberty Kiszel

 

El Granada ha contado muchas veces con excelentes porteros en sus filas. Algunos con larga trayectoria en el Club y otros con menos partidos pero muchos aciertos a su favor. Pero ninguno puede igualarse al caso extraordinario del húngaro Julio Alberty, que en apenas cuatro meses de vida en Granada y habiendo disputado sólo 14 partidos de Liga, se convirtió en mito y lo continúa siendo muchas décadas después. 

Alberty era un húngaro errante que figuró en los mejores equipos y en la selección nacional de su país. Lippo Hertza, su compatriota y ex entrenador del Recreativo de Granada, le trajo desde el Bockas de Budapest al Real Madrid donde alternó titularidad con el ya veterano Ricardo Zamora. En el Madrid estuvo desde el 15 de febrero de 1935 hasta el 18 de julio de 1936. 

Parece ser que pasó los tres años de la guerra civil en Galicia y casado con la dueña de la pensión donde vivía. Al reanudarse el fútbol en España le fichó el Ferrol de 2ª división y después al Celta de Vigo, y allí estaba cuando el Granada tuvo la feliz idea de buscarle. 

En Granada causó asombro su felina agilidad y su fuerte personalidad. Con las naranjas, por ejemplo. El primer día, el de la goleada al Oviedo, salió al campo con una bolsa llena de naranjas que dejó al fondo de la portería ante la extrañeza del público que ocupaba la preferencia “de la cárcel”. La extrañeza se transformó en asombro y el asombro en risa cada vez que el portero del Granada, aprovechando uno de los muchos ratos en que el balón rondaba por el área ovetense, cogía una naranja y la estrujaba pera beber directamente su jugo. A partir de ese día y en los ocho partidos que jugó en los Cármenes no necesitó comprar ni llevar naranjas al fondo de la meta. Los aficionados le surtían tan abundantemente que los alrededores de la portería acababan pareciendo un puesto de fruta. 

Quizás fuera el jugo de naranja el combustible utilizado por Alberty para volar. Porque la verdad es que Alberty volaba. Seguramente ha sido el portero más espectacular en la historia del Granada. Volaba de palo a palo para detener los tiros de unos delanteros contrarios, mucho más libres de marcaje que ahora, que chutaban a placer desde todas partes. 

Por eso fue Julio (españolizando su nombre de Gyula) Alberty un caso especial de popularidad fulminante y uno de los jugadores más queridos y recordados, a pesar de su cortísima permanencia en las filas del Granada. 

El 8 de marzo de 1942 el Granada juega en Oviedo el partido correspondiente a la segunda vuelta de la Liga. Nadie lo sabe en ese momento, pero será el último de Alberty en el Club granadino y en su vida. Encajó tres goles y su organismo ya estaba siendo minado por la enfermedad que terminó con su vida. Una semana antes había hecho su aparición postrera en los Cármenes con una difícil victoria por 3-1 ante el Sevilla. El centro delantero Campanal entró varias veces con bastante violencia al arquero húngaro. Los aficionados locales abroncaron fuertemente al corpulento jugador sevillano y, durante mucho tiempo, corrió por la ciudad la especie de que Campanal fue quien provocó la enfermedad de Alberty.

 


Por supuesto que no fue así ya que el guardameta del Granada falleció por culpa de unas fiebres tifoideas producidas, según parece ser, por haber comido marisco en mal estado, celebrando la victoria del Granada en Coruña del 22 de febrero. 

La muerte le llegó con la misma velocidad que desarrollaba para volar a por el balón. 

El 22 de marzo es sustituido por Floro en el partido de Liga contra el Castellón y en “Ideal” se escribe que Alberty tiene una grave enfermedad y que seguramente no podrá jugar en el resto de la temporada. 

El 4 de abril sufre una perforación intestinal y es operado de urgencia por el doctor Tamayo que diagnostica “pronóstico muy grave”. 

Y el 9 de abril de 1942 fallece Alberty en el sanatorio de la Purísima. 

Su compañero y amigo José Manuel González me contó una versión distinta sobre la muerte de Alberty que reproduzco aquí con sus mismas palabras. 

- “Julio, porque para mi es Julio y no Alberty, era un portero y una persona fenomenal. Don Francisco Tamayo le operó de peritonitis y le dejó fenomenal. La habitación que tenía en el sanatorio era muy chunga. Y cuando se puso bien le dijeron, vamos a cambiarlo de habitación. Le colocaron en una camilla y le dejaron un rato en el pasillo mientras terminaban de arreglar la nueva habitación. Y allí cogió una pulmonía mortal.” 

El Ayuntamiento de Granada acordó regalarle una tumba a perpetuidad en el Cementerio y allí está enterrado, muy cerca del padre de Pepe Millán. Al menos, hasta hace pocos años, había alguna persona que le recordaba y depositaba flores frescas en su tumba. La impronta de su personalidad quedó en el recuerdo de sus compañeros del Granada; Millán, González, Sosa, el propio Floro al que quitó el puesto de titular, han recordado siempre con cariño y admiración a este portero singular. 

Y quien escribe estas líneas tiene grabado en su memoria de niño de nueve años a un guardameta excepcional; Julio Alberty, el húngaro volador.








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