HISTORIA DEL
GRANADA C.F.
Capitulo
11
Temporada
1942-43
SALVADOS EN
Continuidad asegurada y esperanzas renacidas. La buena temporada del debut en 1ª división permite mantener directiva, entrenador y gran parte de los jugadores. Sólo hay un nubarrón en el horizonte que amenaza tormenta en el futuro; el déficit es de 350.000 pesetas. Pero son momentos de euforia y casi nadie piensa en economía.
Lo que se mantiene
Es evidente que se necesita un portero de garantía para sustituir al añorado Alberty. Y parece que la solución está en casa, en el joven Martí, del Mataró, que ya se ha recuperado de sus males y entrena desde el primer día con los ya conocidos Floro y Pérez.
La defensa no hay que tocarla con la continuidad de
Millán, González y Alejandro. Benítez se va y le sustituye un joven y desconocido Camoto.
La línea se mantiene prácticamente igual con Sosa, Bonet, Sierra, Conde y Maside. Las bajas de Fernández y el granadino Cepillo se cubren con las altas de Neira y Mújica.
Y lo que se va
Pero el problema gravísimo es el desmantelamiento de
la delantera que tantas alegrías dio la pasada temporada. Es natural que el
cedido César, libre ya del servicio militar que le ataba a Granada, sea
reclamado por el Barcelona. Su excepcional actuación no ha pasado desapercibida
y en el Barcelona seguirá demostrando su clase excepcional por muchos años, con
numerosas apariciones en la selección española. Su marcha entra dentro de lo
inevitable y para sustituirle a él y a Cholín, que se retira definitivamente,
vienen dos delanteros centros; Nicola del Ferrol y Uría del Murcia, que darán
un rendimiento muy distinto. Nicola, aunque no llegaba a la categoría de César,
dio un buen rendimiento y marcó muchos goles mientras que Uría dio lugar a uno
de los mas curiosos “casos” de la historia del Granada (ver la pequeña
historia).
Pero la catástrofe que rompió la delantera y provocó un notorio descenso en el rendimiento del equipo es la inexplicable marcha del ala izquierda de la delantera. La de Bachiller y Liz. Y no fue por traspaso que no se llevaban tanto en aquella época. Simplemente acabaron su contrato y no renovaron. El Gijón, que militaba en 2ª división, les pagó más de lo que el Granada les ofrecía y ambos hicieron sus maletas y se fueron a seguir triunfando en otro equipo; Bachiller incluso se casó y se quedó para siempre en tierras asturianas, mientras que Liz acabó volviendo a Cádiz y durante bastantes temporadas fue secretario técnico del club gaditano.
Para sustituirle vino Paco Mas, excelente extremo izquierda del Español de Barcelona, que haría una larguísima carrera en el Granada, como jugador primero y como técnico e incluso directivo a la fuerza. Con él llegó desde el Mallorca el interior Leal, un jugador muy distinto a Bachiller, más finalizador que organizador y más contundente que hábil. También vino otro extremo, Aparicio, y un granadino llamado Martín que estaba en Alicante, que no llegó a debutar en partido oficial.
La primera en la frente. Primer partido en casa y primera derrota; Granada 1, Coruña 2. Defraudan los debutantes Martí y Uría, luchando con el recuerdo de Alberty y César y el ala izquierda integrada por Conde y Muñoz, hace añorar con fuerza a Bachiller y Liz.
Pero todo cambia una semana después; en Zaragoza se gana por 2-3 con goles del viejo Marín y los nuevos Nicola y Leal. Conde se afianza en la media y Paco Bru ensaya con el defensa Alejandro de extremo izquierda en espera de que pueda jugar Paco Mas.
Y Paco Mas debuta en la tercera jornada, marca uno
de los seis goles que encaja el Betis en los Cármenes y tanto Nicola como Leal
hacen soñar a todos con dos tantos cada uno.
Paliza en Madrid
Todo se desmorona en la visita al campo de Vallecas donde el Atlético Aviación estaba en sus horas más bajas, con el farolillo rojo y cero puntos. Era la sexta jornada y los granadinos recibieron una dura paliza de siete goles en una horrible tarde del meta canario Pérez que saldrá del equipo hasta la jornada 21, junto a José Manuel González y Maside.
Al defensa le costará un mundo volver a la titularidad y Maside solo volvió a jugar un partido con el Granada ¡y qué partido! Fue el 7 de febrero de 1943 y el Celta ganó por 8-3 cuando Floro, tras recibir cinco tantos, se lesionó y fue sustituido por el defensa González, que encajó los otros tres. Recuerden que no había suplentes en el banquillo y si se lesionaba o era expulsado el portero un jugador de campo tenía que ponerse el jersey y colocarse bajo los palos.
Algunos pensaron que el entrenador Paco Bru tenía buena parte de culpa en el desaguisado. Eduardo Teus, famoso crítico y también seleccionador nacional, le acusó abiertamente de jugar un increíble fútbol de ataque “dejando siempre vendido a Millán frente a los cinco delanteros contrarios”.
Final de infarto
Se llega a las dos últimas jornadas de
A punto se estuvo de rozar la proeza, pero el empate a dos en Madrid no bastó. Paco Bru había encontrado en esos partidos postreros un equipo distinto pero efectivo que integraban Pérez, Millán y González. Una media rara con Neira, Conde y Sierra y una delantera más rara aún, donde estaban Marín, Trompi, Nicola, Sosa y Aparicio. Eduardo Teus escribió esta vez que el Granada defendió a fondo y que Marin y Trompi forman una pareja que borda el fútbol. Y era verdad.
Tras el empate de Madrid la salvación era casi
imposible y exigía una derrota del Madrid en Valencia y una victoria del
Granada en Granada. Pero el Madrid empato y se salvó (si, si, era el equipo que
peleaba con el Granada para no disputar la promoción) y los granadinos perdieron
en los Cármenes ante el Barça con un disputado tanteo de dos a tres. La
promoción nos esperaba.
Paco Bru siguió confiando en los hombres que habían jugado las últimas cuatro jornadas de Liga. Solo cambió a Neira por Conde para sacar un once integrado por: Pérez, Millán, González; Sosa, Bonet, Sierra¸ Marín Trompi, Nicola, Conde y Aparicio.
Arbitró Villalta y todo fue a las mil maravillas en
el Estadio de Les Corts barcelonés. El rival era el Valladolid y la verdad es
que apenas se hizo notar en el campo. Dos goles de Nicola y un plácido 2-0 muy
lejos de los nervios y los fallos. Se impuso la experiencia y el Granada pudo
seguir disfrutando de su status primer divisionista.
Tanto que muchos pensaron que el torneo de Copa que
se iniciaba la semana siguiente podría ser un éxito para el equipo. El rival
era el Ceuta y el primer partido a jugar en tierras de allende el estrecho. Bru
dispuso los mismos once triunfadores en la promoción que se las prometían muy
felices. Pero los ceutíes se impusieron con un rotundo 5-0 que fue imposible
remontar una semana después en los Cármenes pese a marcar tres goles por cero
del Ceuta.
Eliminados a la primera, pero alguien se dio cuenta de que el Ceuta tenia un estupendo medio centro. Era canario se llamaba Melito y en enero de 1944 fichaba por el Granada.
Poco después Paco Bru se va. Ha terminado su
contrato de dos años y no lo renueva. Sorprendentemente le sustituye el que
había sido técnico del Valladolid en el partido de promoción, Esteban Platko.
* La pasada temporada hubo tres granadinos en las filas del Granada. Pepe Millán siguió muchos años más pero los otros dos; el lesionado Cepillo y Antonio Carmona recibieron la baja. En compensación se trajo a un granadino que jugaba en el Alicante, se llamaba Martín y ni llegó a debutar con el Granada.
*
A final de octubre de 1942 se conoce el cáncer terminal del ex entrenador
Victoriano Santos. Los jugadores del Granada, muchos de los cuales fueron
compañeros del enfermo, deciden entregarle la mitad de la prima ganada por el
triunfo (3-1) ante el Celta. La otra mitad se la donan también a su compañero
Muñoz que ha sido baja en la plantilla tras jugar un solo encuentro esta
temporada, y se ha incorporado a
*
El 17 de enero de 1943 empata el Zaragoza en los Cármenes. Los maños van muy
mal clasificados y el empate duele profundamente. Se buscan culpables y sale a
relucir la “vida alegre” de algunos componentes de la plantilla. La directiva
se planta y acuerda multar a todos y “vigilar” estrechamente la vida privada.
La semana siguiente se gana en Sevilla al Betis, se levantan las sanciones y la severa vigilancia se resquebraja de nuevo.
*
Había ganas de revancha con el Atlético
Aviación tras el 7-1 de la primera vuelta en Madrid. El 14 de febrero se le
derrota por 3-1 en los Cármenes con mal arbitraje de Tamarit que es abroncado.
El club acuerda una prima de 300 pesetas por cabeza a los ganadores y
*
La derrota por 7-1 del uno de noviembre ante el Atlético Aviación se debió
especialmente a las tremendas “cantadas” del meta Pérez. José Manuel González
no se cortó un pelo para cargar las culpas a quien las tenía.
- “Creo que el público nos ha visto jugar y será el primero en juzgarnos. La realidad de hoy es bastante desagradable. Pero lo cierto es que una mala actuación del portero ha servido para que el Atlético acuse una sensación de superioridad que en el campo no ha existido”.
*
De aquella derrota hubo quien sacó elogios. Los que en “Marca” dedicaron al
presidente del Granada, Ricardo Martín Campos.
- “A mí un equipo que con uno, dos tres, cuatro cinco, seis, siete goles en contra, acabe el partido atacando es que me roba el corazón… Por eso ¡viva el Granada! Y usted que lo vea don Ricardo, que usted lo vea… como usted querría verlo. Alto y hermoso como el Generalife.”
* Leal, el jugador que se fichó para sustituir
a bachiller no dio el resultado apetecido. Después de perder por 8-3 contra el
Celta algún iluminado pensó que la solución estaba en “refichar” al
veteranísimo Gaspar Rubio que tres años antes había apurado sus últimas fuerzas
para ser factor importante en el Recreativo de 1939-40. En su reaparición el
“rey” Gaspar marcó un gol y todo. Fue el canto del cisne y después de tres
partidos casi arrastrándose por el campo todos estuvieron de acuerdo, incluido
el propio jugador, que lo más digno era retirarse ante la absoluta
imposibilidad de resistir noventa minutos de juego. Más tarde regresaría a
Granada, pero en calidad de entrenador.
* El partido de promoción contra el Valladolid
en Barcelona atrajo a muchos jugadores barcelonistas. Entre ellos no podía
faltar César que ya estaba en el Barça pero que apenas jugaba. Por eso dijo a
“Ideal” que…
-
“Si la próxima temporada no juego en el Granada me retiro del fútbol.”
Como sabemos, no jugó en el Granada y continuó bastantes temporadas en el Barcelona enhebrando triunfos. Pero lo cierto es que César siempre guardó un imborrable recuerdo y cariño de Granada. Y los granadinos de César; un indiscutible en el once ideal de todos los tiempos.
*
Millán y González son noticia, por una vez, en las páginas de sociedad. El
defensa granadino se casa con Carmen González Rejón y el zaguero madrileño, que
estaba casado con Blanquita López, tiene su primer hijo, un niño con cara de
futuro futbolista y catedrático de Cristalografía, que se llamará José Manuel
como su padre.
UN PARTIDO PARA EL RECUERDO
Granada 1, Deportivo de
27
de septiembre de 1942
Campo
de los Cármenes
Campeonato
de Liga de 1ª división. 1ª jornada
Árbitro: Villalta
Alineación del Granada
(Con
el sistema 1-2-3-5)
Martí
Millán,
González
Maside,
Bonet, Sierra
Marín,
Trompi, Uría, Conde y Muñoz
Entrenador;
Paco Bru
Presidente;
Ricardo Martín Campos
Alineación del Deportivo de
(Con
el sistema 1-2-3-5)
Acuña
Pedrito,
Portugués
Molaz,
Bienzobas, Reboredo
Guimaraes,
Caballero, Paquirri, Cuca, Chao
Los goles
0-1.
Min. 24. Paquirri
0-2.
Min. 28. Bienzobas de tiro directo
1-2. Min. 35. Trompi en jugada personal
La crónica
-“Creemos que
nunca se ha dado el caso dado el domingo en los Cármenes de salir del terreno
de juego un jugador sin lesión que lo justificase, con la aprobación del
público, y preferir un equipo voluntariamente quedarse con diez jugadores, que
la actuación del compañero sólo apta para estorbar y desmoralizar al resto.
Quienes no presenciaron el encuentro difícilmente podrán imaginar una actuación
tan nula por calidad de juego y tan desaprensiva por conducta personal.”
Todo esto lo escribió Rafael Fernández de Burgos en su crónica del partido en “Ideal”. Y añadió este párrafo condenatorio.
- “Muy difícil
será a Uría rehabilitarse ante la afición granadina. No tuvo el pudor de fingir
una lesión para retirarse, sino que permaneció casi hasta el final del partido
en el terreno de juego con el aparente propósito de demostrar al público que no
jugaba porque no quería.”
Lo tremendo de este hecho no es que ariete vasco Severiano Uría jugase mal, fallase goles cantados o no se entendiera con sus compañeros. El caso de Uría, nunca bien aclarado, fue algo insólito en los anales del fútbol.
Desde el primer minuto deambuló por el campo sin orden ni concierto y sin atender al juego. Cuando se tropezaba por casualidad con el balón era para darle de cualquier forma y en cualquier dirección, incluyendo la de su propia meta. El público no salía de su asombro, silencioso y expectante primero, ruidoso y chillón después, aumentando si cabe la apatía del jugador.
Dicen que, en el descanso, Paco Bru le abroncó a conciencia mientras el silencioso Uría se tomaba un café con una copa de coñac (el habitual “estimulante” de la época).
Como no existía la posibilidad de cambiarlo por
otro, el entrenador decidió ubicarlo en el flanco derecho del ataque para que
al menos no estorbara. Y cuando Bru llegó, con el público, al límite de su
indignación le ordenó retirarse del campo dejando al equipo con diez hombres.
Con el asombro por lo que estaba presenciando, la afición casi se olvidó de la derrota ante el Coruña. Al final del partido Uría no regresó al hotel donde se alojaba con otros compañeros. Se fue a cenar a un bar y luego se perdió por las calles granadinas hasta muy tarde. El lunes no salió de su cuarto y el martes respondió a la llamada del club para comunicarle la sanción de 15 días de sueldo y el inicio de un expediente federativo para rescindirle el contrato.
Un periódico de Murcia, de donde procedía el jugador, recogió la carta de Uría a un amigo donde narraba su versión de lo ocurrido.
- “Parecía
como si el terreno estuviera enfangado y los pies se me clavaran. No podía
materialmente moverme. Ni siquiera oía los gritos del público. Fue sin duda un
fuerte ataque de nervios, pero la afición no puede entender esto.”
El problema es que tampoco lo entendió el doctor Tamayo que diagnosticó un posible ataque de amnesia.
Actualmente este caso hubiera alcanzado altas cotas de escándalo. En 1942 pasó silenciosamente sin que hubiera una investigación seria. Uría, tras unos días de “descanso” apartado del equipo, volvió a los entrenamientos con absoluta normalidad e incluso reapareció en la jornada octava, dos meses después de su extraño “caso”. Fue en el encuentro disputado por el Granada en Oviedo donde se perdió por 4-2 y Uría pasó desapercibido, alineado en su posición habitual de delantero centro.
Al final de temporada se fue del Granada y siguió su
vida deportiva en otros equipos. Y no tenemos noticias de que se le repitiera
el ataque de amnesia.
LOS QUE HICIERON HISTORIA EN EL
GRANADA C.F.
César Rodríguez Álvarez
Nació en León el 26 de junio de 1920, se llamaba César Rodríguez Álvarez y llegó a Granada por culpa del servicio militar que en aquellos tiempos era largo, tedioso e inevitable. Era un futbolista excepcional que el Barcelona se había llevado desde el equipo del Frente de Juventudes de León y que apenas conocían en la capital catalana.
Al incorporarse al Ejército fue destinado a Granada y cedido inmediatamente al Granada, que entonces militaba en 2ª división y estaba a punto de disputar la liguilla de ascenso a Primera.
El 22 de marzo de 1941 debutaba César con el Granada sustituyendo al lesionado Cholín en el eje del ataque. A partir de ese momento fue titular indiscutible hasta el final de temporada 1942-43 cuando el Barcelona le reclamó tras una triunfal campaña en 1ª división..
César era el centro de aquella delantera de ensueño integrada por Marín, Trompi, César, Bachiller y Liz. Su vena goleadora se puso de manifiesto muchas veces con verdaderas cumbres como los seis goles al Castellón en un partido o la serie de 10 tantos en cinco partidos entre el 30 de noviembre de 1941 y el 12 de enero de 1942.
Aquel recluta de 20 años cayó de pie en Granada. Su fútbol alegre de gran calidad, su facilidad goleadora y su simpatía personal fueron auténtica magia para ganarse el fervor de aquellos aficionados que tenían tantos ídolos para elegir como los dedos de ambas manos. Cuando Floro, Millán y González ocupaban lugares de privilegio en la alineación y el cariño de los granadinos, César, en su escasa temporada y media en el Granada supo ganarse un lugar de preferente en el fervor de la hinchada e incluso conservarlo como se puso de manifiesto cada vez que vino a los Cármenes como jugador azulgrana. Fue la suya una larga y brillante carrera de 15 temporadas en el Barça, con cinco títulos de Liga y tres de Copa y el Pichichi de 1948-49, además de 12 partidos con el equipo nacional español.
Ya en las postrimerías de su carrera volvió a