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sábado, 8 de marzo de 2025

1 HISTORIA DEL GRANADA CF. Preliminar

 

HISTORIA DEL GRANADA C.F.

 

Capítulo 1

Preliminar

LA LENTA GESTACIÓN DEL RECREATIVO DE GRANADA

 

NOTA DEL GOBIERNO CIVIL DE GRANADA

-        Luego de haber cumplido los requisitos que señala la Ley de Asociaciones, el equipo que la afición conocía con el nombre de Recreativo Español, ha quedado oficialmente reconocido en el Gobierno con el titulado Club Recreativo Granada.

 

Era el 25 de abril de 1931 cuando se publicaba esta nota en el diario “El Defensor de Granada”. Para leerlo y tomar las decisiones necesarias, se reunieron aquel mismo día en el taller de carpintería de Julio López, situado en la calle Portería de Santa Paula, el presidente, dueño del local y distinguido ebanista, Julio López Fernández, y todos los integrantes de la junta directiva del recién nacido club; el vicepresidente Francisco Montoro, el secretario Enrique Vico Martín, el vicesecretario Evaristo del Río Amigo, el tesorero Manuel del Río Amigo (que también es encargado de material porque arregla los balones mejor que nadie), los vocales Antonio Amigo Pla, Antonio Trujillo, Ernesto Salmerón y Ginés Pretel, y el miembro mas joven del grupo dirigente; el contador José Amigo Vico, de 21 años.

Estamos en abril de 1931 y el futuro Granada C.F. ha nacido casi el mismo día que la República Española.


Un embarazo de siete años

Lo que sigue me lo contó en septiembre de 1984 en su casa de la calle del Agua del Albaicín, aquel joven contador. Es una historia que comienza en 1924.

Éramos siete u ocho primos de la misma edad; Evaristo, Manolo, Antonio, Pepe, Joaquín…y claro, aquí no había más solución que ir a las tabernas para jugar a las cartas y beber vino. Aunque a nosotros también nos gustaba ir al teatro, a butaca no, al paraíso, que valía cinco reales una entrada de paraíso en el Isabel la Católica. No el de ahora sino el teatro que hubo en la plaza de los Campos donde estrenaron La Calesera del maestro Alonso. 

Un día que estábamos aburridos dijimos “vamos a comprar un balón y como es para cosa recreativa le ponemos Recreativo Español de Granada”. Y efectivamente, así lo hicimos. A todos nos gustaba el fútbol y hasta habíamos visto el año antes al Español de Barcelona jugando en el campo del España, en la avenida Cervantes. Fue cuando Andrés Cueto le metió un gol a Zamora. Pues nada, que compramos el balón y entonces ¿vamos a comprar las botas? Pero las botas costaban tres duros y yo ganaba 25 al mes como aprendiz de una tienda de comestibles. No tenía tiempo de entrenar ni nada. A jugar los domingos y ya está, mire usted si éramos… bueno que no se entendía nada de deporte. Los domingos por la mañana cogíamos la bicicleta, con lo malo que es eso, y nos íbamos a Dúrcal para entrenar, para hacer piernas un rato, ¡que disparate! ¡Para jugar a las tres de la tarde! 

Este disparate de los primos Amigo comienza a “fichar” jugadores. Y hasta se entrenaba de cuando en cuando aquel Club Recreativo Español. Lo sigue contando José Amigo Vico.

Los entrenamientos se hacían en la plaza delante del Arco de Elvira desde que mi padre abrió el Bar Alegría en la calle Tinajilla. Por allí andaba el hijo de un carabinero destinado en Granada, que le decían el Aguileño y tenía unas alpargatas de oro para esto del fútbol. También estaban Juanele, Antoñito Bombillar, Rafael Muñoz que luego ha sido inspector de policía, Llorens que tenía un taller de reparaciones en la calle donde estaba el diario Ideal, y los hermanos Peregrín. Todos eran amigos y después de los partidos organizaban unos divertidos bailes en el patio de la casa del abuelo común de los primos Amigo. 

Un partido de fútbol de aficionados en terrenos militares. Años 20

Los primeros partidos

Cuando jugamos nuestro primer campeonato el principal contrario era el Granada, que tenia jugadores casi profesionales como Salamanca y Alcantud. Lo de profesionales lo digo en el sentido de que llevaban tiempo jugando juntos y estaban muy compenetrados. Decían que nos iban a meter seis-cero, ¡lo que pasa, la comidilla! Se jugó en las Eras de Cristo, donde la Ermita, sin vallas ni nada. El Aguileño marcó un gol y ganamos uno a cero. ¡Aquello fue la repanocha! ¡Con lo jovencillos que éramos! 

¿Y cómo hacían los desplazamientos? 

Los campeonatos eran solo con equipos de Granada. Pero como Nicolás Salmerón tenía un compadre en Jaén, habló con él para llevarnos a jugar allí. Entonces el Jaén estaba federado y le decían el “Once Rojo”. Y nos dieron 250 pesetas para viaje y comida. Y fuimos en un camión mixto de los que había entonces; mixto de carga y pasajeros.  Diez viajeros delante y el resto detrás, con la carga. Los mejores; Aguileño, Bombillar, Serafin, Molina, Juanele, Peregrin… iban delante. Los directivos y los malos detrás en unas sillas. Y si faltaba sitio, unos sentados encima de otros. Así fue como se aplastó el sombrero nuevo de Nicolás Salmerón, que quiso estrenarlo en aquel viaje y, después de la avería que tuvimos en Campillo Arenas, con la prisa de subirnos, alguien se sentó encima del sombrero y lo dejó hecho una oblea. El Once Rojo nos ganó por 2-1. Ellos si tenían entrenador, nada menos que Travieso que había sido jugador del Athletic de Bilbao. 

¡Quien era el entrenador? 

No teníamos entrenador. Mi primo Evaristo era el que daba las órdenes, ¡a ver, tú que eres el más malo, a los medios! Evaristo decía que la defensa y los delanteros sí eran importantes pero que los medios no hacían nada. ¡Mire usted que conocimientos de fútbol! 

¿Usted jugaba de medio? 

 No, no. Yo era defensa, defensa derecho. Pero bastante malo.

 

Los primeros fichajes 

En los alegres años veinte los futbolistas granadinos no pensaban en millones ni en huelgas por no cobrar. Había otros métodos para atraer a los mejores. José Amigo Vico lo recuerda muy bien. 

- Uno de los mejores del Recreativo Español era el Aguileño. Y, claro, como era joven y las hermanas de Pepe Carmona también, alternaban en su casa y tal. Pero Pepe Carmona jugaba en el Granadino, que era el mejor equipo de entonces. Así que, cuando se anunciaba un campeonato, el Aguileño me decía; “Pepe, dame la ficha que las hermanas de Pepe Carmona me están atosigando para que fiche por el Granadino”. Nosotros le hacíamos enseguida la ficha y él se justificaba con ellas, “mira niña que ya he fichado con el Español y no puedo hacerlo con vosotras”. Pero el Granadino jugaba muy bien. Tenían a Miguel Herranz, otro muy bajito que se llamaba Juristo, Pepe Carmona que fue profesional con el Valencia y otros muy buenos de cuyo nombre no me acuerdo porque tengo ya 74 años y uno va perdiendo la memoria.

 

La prensa y su influencia 

El grupo de los Amigo tuvo la suerte de caerle en gracia a un miembro importante de la prensa deportiva local. Y aquello fue decisivo para el futuro Recreativo. 

- Tuvimos mucho apoyo. Sobre todo en un periodista que se llamaba Eufrasio Martínez y era el cronista deportivo de “El Defensor de Granada”. Eufrasio nos tomó mucho cariño desde una vez que le llevamos la crónica de un partido y la publicó. Luego ya las hacía él, que venía a todos nuestros partidos. Era una excelente persona. Una vez escribió que “no me negarán ustedes que es un partido amistoso, no hay más que ver los nombres de los jugadores; Amigo, Amigo, Amigo…”.

 

La economía de un club pobre 

¿De donde salía el dinero para los gastos corrientes? Pues de la modesta cuota mensual de 50 céntimos (dos reales) y de la ayuda de los familiares y simpatizantes. José Amigo Vico, que era el “contador”, lo recordaba mejor que nadie. 

- La verdad es que los gastos no eran muchos. Los balones costaban tres duros. Las camisetas las comprábamos en El Águila, en la Gran Vía, donde teníamos una prima que nos daba el dato… ”tenemos un lote de camisetas que os van a salir casi regaladas…”  Igual pasaba con las botas en la zapatería El Porvenir… “que tenemos un lote de botas muy baratas…”  Un par del 45 que nos estaba grande a todos, se lo puso mi primo Antonio en un partido contra los soldados de Armilla y en el segundo tiempo se le salieron los papeles que se había metido para rellenar, ¡menudo delantero centro!

 

La búsqueda de un presidente 

La familia Amigo y sus “amigos” llegaron a un momento en que necesitaban una estructura socio-deportiva más acorde con la categoría que estaba alcanzando el grupo. Y necesitaban apoyo económico para lanzarse a la aventura de una competición federativa seria y permanente. Lo primero era encontrar un presidente que se pusiera al frente del grupo. Y lo encontraron en la persona del ebanista y escultor en madera Julio López Fernández. Tuve la suerte de entrevistar a dos de aquellos primitivos jugadores que me dieron sus recuerdos de aquel mítico y fugaz presidente que figurará eternamente en la historia del Granada C.F. como su primer mandatario.

 

La versión de Antonio Bombillar Porcel 

Julio López tenía un taller en la calle Portería de Santa Paula, entre Velutti y Marqués de Falces. Trabajaban con él un oficial y el aprendiz Girón, que también fue futbolista. Julio López era un hombre mayor que venía a vernos jugar en los Mondragones. Venía con su oficial, porque estaban siempre juntos. Nosotros les decíamos los novios. Me acuerdo que llevaba un perrillo. ¡Que viene el del perrillo! De tanto verlo hicimos amistad y él nos contaba que “había sido cocinero antes de fraile”. Total, que los Amigo le nombraron presidente y como vivía solo y tendría algún dinero él fue quien organizó la construcción del campo de las Tablas.

 

El club Athletic Granada hacia 1915

 

La versión de José Amigo Vico

Nosotros necesitábamos ya un hombre mayor que nos representara porque no éramos nadie. Nosotros no teníamos realmente esa cosa social que hacía falta; no representábamos nada. Y como mis primos estaban en el ramo de la madera, conocían a Julio López que era ebanista y le gustaba ir a los partidos. Él no jugaba, pero no sé porqué nos tomó cariño. Era de Granada y no sé si soltero o viudo. Él lo hizo todo. El Ayuntamiento nos cedió unos terrenos junto a la Cárcel y con unos dólares que trajo un tío mío de Nueva York compramos una alameda de donde sacamos la madera para las vallas. Luego se marchó. Debió ser por cansancio o porque aquello ya tenía más envergadura. Ya el Recreativo representaba a Granada. Fue cuando elegimos presidente a Enrique Carmona Ros y entraron en la directiva los García Vanderwalle, Boloix y otros. Yo no jugué más. Porque no servía, Así es la cosa. Ni yo ni mis primos Evaristo y Antonio. Jugamos por distraernos, pero luego ya no quedamos ninguno. Algunos seguimos ligados al club, pero tres o cuatro se fueron a América. 

 

El campo de las Tablas 

Como los modernos presidentes de los equipos punteros de fútbol, Julio López entró con la idea fija de construir un campo propio donde su nuevo Recreativo creciera y se desarrollara tranquilamente. 

En el éxito increíble de esta decisión intervino de forma decisiva el periodista Eufrasio Martínez, que firmaba sus crónicas con el apodo de “Martinenc”. Eufrasio escribía en El Defensor y era funcionario del Ayuntamiento de Granada y hombre de izquierdas en los turbulentos años republicanos. Su insistencia forzó al Ayuntamiento para cumplir la ley que obligaba a las ciudades con más de 100.000 habitantes a tener un campo de deportes. Su feroz e insistente campaña de prensa logró que los munícipes granadinos cedieran al club unos terrenos situados junto a la antigua cárcel de la carretera de Jaén. 

En el ejemplar del Defensor, correspondiente al 7 de mayo de 1931 (cuando el club y el Ayuntamiento republicano no tenían ni un mes de vida), Martinenc da la noticia: 

- El Recreativo ha conseguido la cesión provisional de unos terrenos en las Eras de Cristo para, a expensas del presidente del club, Julio López, y con un gasto de 20.000 a 25.000 pesetas, construir un campo”. 

Aprovecha el cronista para recalcar que “así se trabaja por el deporte en Granada y no como hacen otros clubes que “serán muy ricos, pero solo hacen algo en la Sierra”. Martinenc dispara injustamente contra el club Penibético que se dedicaba fundamentalmente al esquí y el montañismo y que, en alguna forma, representaba el deporte de los ricos frente al de los pobres, que lideraba el Recreativo. La época, llena de pasiones sociopolíticas, se prestaba a estas simplificaciones absurdas. 

Antonio Bombillar Porcel, fue uno de los protagonistas de aquellos días y me lo contó con detalles una tarde de diciembre de 1984. 

- En aquellos terrenos de las Eras de Cristo se habían hecho las cimentaciones para trasladar el Matadero, pero estas cosas se hacen siempre como todas las cosas, que parece ser que quienes las inventan no son muy listos. Porque fue entonces cuando se dieron cuenta de que el río Beiro solo lleva agua cuando llueve y que por dónde se iban a ir los despojos del matadero. Por eso nos lo dejaron a los futbolistas. En la construcción del campo colaboró todo el mundo. Las tablas de álamo negro vinieron en un camión de uno de Jaén que tenía una novia en el Albaicín. Un tío de los Amigo que había venido de América y le decíamos King Kong dio sus monedas de oro. Todos trabajamos de balde y yo también cuando preguntaron ¿a ver, quien sabe de electricidad?, yo mismo, dije, y fui clavando hilo sencillo y puse tres perillas; dos en los vestuarios y una en la caseta del árbitro. En esta caseta vivía el guarda que era el padre del Aguileño y los domingos se la dejaba al árbitro. Sobre los vestuarios pusimos un depósito que los domingos se llenaba con agua que todos acarreábamos con cubos. Lo que yo nunca pagué fue la cuota mensual de 50 céntimos, no sé si porque estaba mimado o por lo que fuera. 

Lo cierto es que el campo de las Eras de Cristo se construyó con su tapia de madera, gracias a la activa colaboración de directivos y jugadores. Con los dólares traídos de Nueva York por un miembro la familia Amigo se compró una alameda en la vega, con la dirección y la maquinaria del presidente se hicieron los tablones y se levantó la valla. Cuando todo estaba casi a punto y a falta de 17 días para la inauguración del campo, el modesto Julio López, decidió dimitir y pasar al humilde anonimato de donde procedía. Y el club que él ayudó a fundar, le olvidó injustamente. 

Su último servicio había sido conseguir que el Recreativo fuera admitido en el Campeonato Regional de tercera categoría de la región Sur. La liga comenzaría en la siguiente temporada, la primera de una larga historia.

 

El club Real España en 1925

 

 

LA PEQUEÑA HISTORIA PREVIA 

 

* El nacimiento del Recreativo de Granada, en abril de 1931, no coincide con el inicio del fútbol en Granada. A falta de datos exactos se puede decir que ya en 1897, según escribe “Sporfilo” en “El Defensor “algunos jóvenes granadinos practican un nuevo deporte llamado “foot-ball” que se juega “con pelotas del tamaño de un melón no muy grande”. 

* En el Corpus de 1903 se intentó, y no sabemos si se consiguió, incluir en el programa oficial un partido de fútbol ofrecido por un grupo de aficionados madrileños. La dificultad principal radicaba en la falta de un terreno de juego adecuado que, en principio, se intentó paliar utilizando el hipódromo de Armilla. 

* El primer equipo de fútbol, más o menos serio, que existió en Granada fue el llamado “Sociedad de football Granada”, fundado en 1907 por Emiliano Rodríguez Marchena. El germen de este club y de todo el fútbol local, estuvo en Percy Thackeray, un profesor inglés que había jugado al fútbol en Londres y que, ya en Granada, intentó enseñar idioma y deporte a sus alumnos entre los cuales destacaba Melchor Almagro Sanmartín. 

* Entre Thackeray y Melchor Almagro consiguieron organizar el primer partido oficial de fútbol del que se tiene noticia en la capital granadina. Fue con motivo de las fiestas del Corpus de 1909 cuando se puso en disputa el “Campeonato de Granada” con copa de plata donada por el Ayuntamiento y la participación de dos equipos legalmente constituidos; el Athletic Club de Granada y el Granada Football Club. Fue el 16 de junio de 1909 y se jugó en el hipódromo de Armilla con notable presencia de “innumerables familias aristócratas” según la detallada crónica aparecida en “El Defensor” y reproducida días después en “El Heraldo” de Madrid. Ganó el Granada por 2-0. 

* Aquellos 22 jugadores que disputaron el primer partido oficial en Granada no llegaron a figuras del fútbol. Pero vale la pena recordar sus nombres, que gozaron de aquel momento de gloria en Armilla, 22 años y medio antes de que las huestes recreativistas abrieran la historia del Granada C.F.

Estas fueron las alineaciones:

Granada F.C.; José Romero, Luis Vinuesa, Fernández Reyes, Régulo Rodríguez Cabello, Rafael Baquero, Daniel Trancho, Sánchez, Pérez, E. Amaro, J. Amaro y Manuel Rodríguez Marchena. 

Atletic Club Granada; Lustán (o Lurtó), Gómez Rodríguez, E. Pérez Vílchez, Huertas (o Puertas), Marfil Anaya, Domínguez, Borrajo, Arroyo, Zurita, Jardinero (o Salinero) y Puigcarbó. 

El árbitro fue Thackeray, el profesor de inglés y de fútbol. 

*Entre el 22 de febrero de 1922 y el 9 de diciembre de 1924, algo menos de tres años, se desarrolló la que quizás sea la etapa más turbulenta y loca del fútbol granadino. La que enfrentó a dos equipos locales, el Real España y el Real Club Español, que representaban a dos sectores de la sociedad granadina (para simplificar; los ricos con el España y los pobres con el Español) y cuyo enfrentamiento terminó con el “suicidio” de ambos clubes porque aquella rivalidad cainita estaba basada exclusivamente en partidos amistosos y torneos locales y no había base económica capaz de soportarla. 

* El España nació en febrero de 1922 y el Español en septiembre de 1923. Ambos tuvieron campo propio; el España en el callejón del Pretorio y el Español en la zona de cocheras de la compañía de Tranvías. Ambos gastaron lo que no tenían en fichar jugadores profesionales, especialmente sevillanos. Y ambos rivalizaron en contratar equipos de campanillas para enfrentamientos amistosos que llevaron a sus gradas respectivas más de 3000 espectadores. 

El España consiguió incluso traer al Español de Barcelona, con el mítico portero Ricardo Zamora en sus filas. Se jugaron dos partidos a lleno total, que ganaron los catalanes por 1-2 y los granadinos disfrutaron con las paradas y la presencia del idolatrado guardameta, héroe de la selección española que había sido subcampeona olímpica en Amberes. Zamora fue perseguido y ovacionado desde que se bajó del tren, hasta su marcha, incluyendo su habitación en el Hotel Suizo. Los enfrentamientos directos entre ambos equipos fueron apenas cinco en aquellos doce meses cuyas vidas coincidieron. Y el España no ganó nunca. 

* La guerra imposible entre los dos reales granadinos terminó ineludiblemente con la desaparición de los dos, abrumados por las deudas y las exigencias de caros jugadores foráneos que no podían costearse con las taquillas de los cortos torneos locales y los muchos amistosos con equipos que cobraban, y cobraban bien, por venir a jugar en Granada. 

El España “falleció” el 28 de octubre de 1924 con la dimisión de su presidente y un déficit de 35.000 pesetas.

El Granada FC en 1930 

Por su parte, el Español aguantó un año más disputando, sin éxito, el Campeonato de Andalucía para terminar, sin pena ni gloria el 9 de diciembre de 1925. 

* En el Corpus de 1931, cuando los “papeles” del Recreativo estaban ya a punto de presentarse en el Gobierno Civil con un proyecto de club bastante serio y responsable, se dio una muestra más de fragilidad organizativa y deportiva de los clubes locales. 

Se había celebrado un torneo local que dio dos finalistas; El Granada y el Granadino. El ganador del Trofeo Corpus se decidía a doble partido, pero todo empezó mal porque a las cinco de la tarde, la hora anunciada para el pitido inicial en el campo de los Mondragones, no se habían colocado las porterías ni el terreno de juego estaba marcado. Tarde y mal se jugó el encuentro con triunfo del Granada por 5-0. Al día siguiente los componentes del derrotado Granadino decidieron no presentarse así que, tras una larga hora de espera los jugadores del Granada recibieron su copa y sus once medallas y se fueron al ferial para celebrarlo. 

Este era el ambiente y la cuna donde nació el Recreativo.

 

 

 

 

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